Murió sin ser juzgado el empresario de Ledesma que colaboró con secuestros durante la última dictadura militar.

El empresario Carlos Pedro Tadeo Blaquier murió ayer a los 95 años de edad, impune ya que nunca fue juzgado por crímenes de lesa humanidad y secuestros ocurridos durante la última dictadura militar en la zona del ingenio Ledesma de la Provincia de Jujuy.

El empresario estuvo todo el último mes internado, de acuerdo a lo informado por ingenio Ledesma, empresa a la que le dedicó 60 años de su vida tras contraer matrimonio con Nelly Arrieta, hija de los dueños de las instalaciones.

El doctor en abogacía con un título en Filosofía, heredero también de los Álzaga, se incorporó en la empresa en 1952 y en el 70, su suegro lo dejó al frente del ingenio.

Sus actos y responsabilidad en la dictadura

Sin embargo, un tiempo antes del golpe de estado, Blaquier prestaba un palacete a un grupo de intelectuales y grandes empresarios que se llamaban “Grupo Perriaux”, y así contribuyo en diseñar el plan económico que después ejecutaría José Martínez de Hoz.

En el 76, cuando comenzaron los secuestros, una de las víctimas fue el médico del ingenio, Luis Arédez, quien importunó a los dueños para tratar de dar acceso a tratamientos de calidad a quienes enfermaban; lo mismo que había hecho cuando fue intendente de Libertador San Martín.

Las fuerzas realizaban sus crímenes en vehículos proporcionados por la empresa, que también daba listas negras de trabajadores. Sin embargo, lo peor ocurrió en las Noches del Apagón, cuando las localidades que rodeaban el ingenio sufrieron un corte eléctrico que posibilito que las fuerzas salieran a secuestrar con total anonimato.

La Justicia

Blaquier fue procesado en 2012 por las causas de secuestros y la de las Noches del Apagón, época en la que dejó la dirección de la empresa, pero durante lo que frecuentaba la sede de la Escuela de Yoga Buenos Aires, una secta VIP donde se reducía a mujeres jóvenes a servidumbre sexual.

Tres años después, durante el Gobierno de Macri, Casación revocó los procesamientos y la Corte cajoneo casi seis años el expediente, dejando a Carlos Rosenkrantz como responsable de la demora ya que tenía vínculos con Ledesma por su esposa, así como con la Universidad de San Andrés, que antes dirigía Macri.

Posteriormente, la defensa de Blaquier dijo que no se encontraba en condiciones de afrontar un proceso penal y el Tribunal Oral Federal de Jujuy lo dejó fuera del juicio, pero Casación pidió que se realicen nuevos estudios, y fue entonces que el empresario falleció.

Esta impunidad fue muy repudiada por la sociedad y por organismos de derechos humanos, así como por la familia de Arédez que realmente esperaban verlo algún día en el banquillo, luego de tantos años de lucha.