Xi Jinping está en Rusia para “apoyar” a Putin y Rusia en su lucha contra occidente, pero si exploramos un poco más allá, oriente y occidente tienen diferencias solamente culturales, el resto es puro cuento.
El líder del régimen de la República Popular China está en Rusia con el fin de reunirse con Vladimir Putin. Llegó para apoyar a su socio ideológico en lo que llamó el “aislamiento de occidente” al que fueron sometidos los soviéticos. Sin embargo, las tramas de las relaciones internacionales tienen un tinte mucho más complejo que este.
Sin izquierda ni derecha, ni oriente ni occidente
El nuevo contexto global está signado por la pandemia, la guerra de Ucrania y, una combinación de ambas, nos pone a las puertas de una nueva crisis económica. ¿Qué tiene que ver la guerra y la pandemia con la caída de los bancos en Estados Unidos y Europa? Todo. La pandemia trajo gasto fiscal, lo que genera inflación, la guerra trajo una suba de precios a nivel mundial, lo que trajo más inflación. Uno de los países que más sufrieron esto fueron los Estados Unidos. Como resultado, el Departamento del Tesoro elevo las tasas de interés. ¿Y qué tiene que ver todo esto con la crisis financiera?
Varios bancos medianos, como el Silicon Valley (el primero en caer) recibieron mucho capital de empresas de tecnología, pero no eran lo suficientemente grandes como para generar dinero a raíz de préstamos, por lo que decidieron apostar a bonos del tesoro, con bajo rendimiento y largo plazo. No tenían donde colocar el dinero básicamente. Ante la suba de tasas esos bonos se volvían relativamente muy inconvenientes, se corrió la bola, y todos quisieron sacar la plata del banco.
Así empezó todo. Ahora bien, qué tiene que ver esto con China, Rusia, occidente y oriente. Una decisión “Nacional” sin pensar en cómo esto podía afectar al globo. Ahora, varias naciones están actuando en conjunto para solucionar el tema. La macana se hizo puertas adentro, para bajar su inflación, y el costo lo paga el resto del mundo.
Ahora bien, Donald Trump tiene muchas chances de ser el próximo presidente de EEUU si no le gana en las internas el gobernador de Florida, Ron DeSantis. Trump dijo hace poco que la principal amenaza de la humanidad no es Putin si no lo agenda global. Donald que siempre está un paso adelante ve hacia dónde va el mundo. El discurso de la libertad no va más. Ahora el discurso es el nacionalista.
Por eso Bolsonaro, Trump, Xi Jinping, Maduro y Putin tienen mucho más que ver entre sí que lo que parece. También, podemos hacer este paralelismo entre Bachelet, Piñera, Lacalle Pou y Lula. El plano ya no es económico lo que junta o no a las naciones. El punto es ideológico cultural.
En el medio los outsiders
El fenómeno Milei que atrae a tantos jóvenes y el fenómeno Bukele con su política de seguridad, seducen a las masas con tácticas tan populistas como las que dicen combatir. Sumados estos dos, a los líderes anteriormente mencionados, estamos ante la aparición de un nuevo fenómeno global. En la guerra fría el combate fue oriente occidente, comunismo versus capitalismo. El capitalismo ampliamente demostró que tiene que ser el sistema económico imperante. Hasta antes de la pandemia pugnaron entre sí los gobiernos republicanos versus los regímenes autoritarios. Sin embargo, antes de que ese conflicto tenga un fin, como la guerra fría, este combate mutó a globalismo enfrentado al nacionalismo. Como ya mostramos antes, ante problemas nacionales, como la guerra o la crisis financiera la respuesta fue global. Todo el mundo está conectado. Sin embargo, la tendencia a nivel mundial, por amplio margen es cerrarse en sí mismo. Pero no como proteccionismo económico, que puede haberlo o no, si no en un nacionalismo del más rancio. Paradójicamente el conservadurismo toma fuerza en el siglo XXI.
No hace falta aclarar qué pasó con los nacionalismos en el siglo XX.
