“En este barrio Rambo se toma un remís”. Es un chiste muy popular para ciertas zonas del conurbano. En este caso, Rambo necesitó que infantería lo venga a rescatar, mientras que demagógicamente Berni decía: Represión no.
“Que se vayan todos, que no quede ni uno solo” se escuchó en las voces de los colectiveros. Luego uno le decía “sos un hijo de puta, me mentiste cuando mataron a mis compañeros y ahora te estoy salvando”, le dijo un manifestante a Berni, luego de haber sufrido una catarata de trompadas por parte de los compañeros de un colectivero asesinado en la madrugada.
Berni, de alguna manera, logro tener la palabra: “Si estoy acá es porque me interesa”, llegó a decir eso y no mucho más. Sergio Berni hace poco dijo que Néstor sacaría a patadas en el culo a Alberto Fernández. Vaya paradoja, los colectiveros lo molieron a golpes y fue salvado por la Policía de la Ciudad, a quién el mismo Berni criticó más de una vez.
“Estoy acá porque entiendo lo que están pasando”. En resumen, el comentarista de la inseguridad, que dijo que solucionaba el tema de Rosario en 15 días, que critica a todo el mundo, vio de primera mano lo que siente la gente. “No hay soluciones mágicas, solo trabajar” y “yo no me escondo, estoy acá”. Más de tres años de gestión. Mínimamente debería tratar de cambiar de discurso.
Muchas fueron las columnas que en este medio se le dedicaron a este señor. Repudiamos el hecho de violencia, pero entendemos el hartazgo de los colectiveros. En este caso fueron ellos, pero el cantico “que se vayan todos” empieza a sonar como un recuerdo del estallido social de 2001 y 2002. Un saque ayer en moreno completa esta postal.
El Rambo del conurbano, cuando recupero el aliento, siguió con su discurso de siempre. El que pide renuncias para todos, hace oídos sordos al pedido de renuncia masivo que recibió en la General Paz.
El desencadenante:
Un chofer de la Línea 620 que se estaba por jubilar fue asesinado de un tiro por delincuentes que subieron a robarle a los pasajeros. El hecho ocurrió en Virrey del Pino en el partido de La Matanza. Un hecho más, de los que Berni no habla o se limita a decir “a ese lo metimos preso” y la justicia los larga.
El desencadenante real es la consecuencia de una fallida política de seguridad. Basada en relatos y llegar tarde siempre a todos los hechos para poner la cara ante las cámaras, de manera estrafalaria. El crimen del colectivero fue uno más de los miles y miles que avanzan. ¿Recuerdan Puerta 8? Según el gobierno de la Provincia de Buenos Aires habían hecho todo bien en ese caso. ¿Qué hicieron? Pidieron que descarten. Una demagogia que no cesa. Un pueblo que se empieza a levantar de la manera más peligrosa.