Sabido es que las reservas de dinero de nuestro país están cerca del abismo. Sin querer sonar catastróficos están a punto de desaparecer. Argentina está desesperada por tener dinero. El viaje a China en la crema del cielo, con el príncipe Máximo, el Rey Sergio y la Condesa Cecilia, es un viaje más político que otra cosa. La verdadera plata está en el norte, pero no al oriente. Es decir, en Estados Unidos. Qu también tiene sus problemas y muy serios son. Sin embargo, parecieran haberlos solucionado. Los republicanos, salvaron a Biden y le elevarían el techo de la deuda. Es decir, le dan más crédito para gastar, a cambio de concesiones que el presidente de EE. UU. les dio. Resuelto eso, se pueden ocupar del FMI que tiene una relación tóxica con Argentina. Ellos necesitan cobrar, nosotros no tenemos plata para pagar.
Pero esta columna no habla de esas cuentas, habla de otras, que van ligadas a estas. Puesto que todo correr económico va ligado de la estabilidad política en un país débil institucionalmente como Argentina. Distinto es en otros países como Perú o el mismo Estados Unidos, donde las instituciones funcionan. La política se puede tirar jarrones por la cabeza, pero la institucionalidad garantiza el rumbo económico.
Encuestas: Pronosticar en un escenario impreciso
Las encuestas en nuestro país están siendo las vedettes del proceso electoral que arrancará a fines de junio con el cierre de listas y llegará probablemente hasta noviembre con el ballotage. Finalmente, en diciembre comenzará un nuevo proceso político, ya que no habrá reelección puesto que el presidente decidió no ser candidato.
Pocas cosas parecen seguras. El presidente saldrá del PRO (Patricia Bullrich o Larreta), Milei, o el candidato del Frente de Todos. Todas las semanas van cambiando las formulas supuestamente apuntada por Cristina. La líder absoluta de la coalición del no gobierno, ya que ellos mismos se desentienden del gobierno que ungieron por Twitter hace cuatro años atrás.
Haciendo cuentas
Decía en una nota, el gran analística político, Carlos Fara, que CFK no muestra nunca las cartas hasta el final, y este caso no es la excepción. ¿Qué tiene que ver esto con el posible resultado electoral? Que no es lo mismo Kicillof o Massa que Wado de Pedro como candidato. Por el principal factor que suele tener un votante, el conocimiento. Básicamente, poca gente va a votar gente que no conoce, y a Wado lo conoce mucho menos gente que a Sergio o Axel.
Sin embargo, entra ahí otra pregunta. ¿Cómo puede ser buen candidato un abogado, ministro de Economía, con muy malos resultados en su cartera? Es cierto, supo construir su propio espacio dentro del peronismo a lo largo de los años, el Frente Renovador, pero por sí solos no les alcanza. Sin embargo, el rayo cristinizador puede convertirlo en gran candidato ya que suma La Cámpora, con el FR.
Sin embargo, últimas encuestas lo ponen a Juntos por el Cambio primero y a la fuerza de Milei segunda. Relegan al Frente de Todos a un tercer lugar. Rara elección sería, teniendo en cuenta que la sociedad argentina tiende a ser conservadora, por lo menos en elecciones pasadas, a la hora de votar en elecciones a cargos ejecutivos. Votar a Milei, sea cual sea la valoración que se pueda hacer del candidato de Avanza Libertad, no es un voto conservador, todo lo contrario, es un voto de confianza a alguien que promete “romper todo”. Aclaramos que ese romper todo es una metáfora, en sus términos sería, terminar con “la casta”, dar vuelta el sistema o como se quiera decir.
Otra cosa que no cierra es que las encuestas en provincia de Buenos Aires lo ponen al gobernador como gran favorito para reelegir. En caso de que sea candidato. Según su circulo más cercano es lo que el quiere, pero a fin de cuentas la decisión no pasa por él, si no que pasa por la decisión de Cristina. Pero bien. O las encuestas que ponen a Axel reelecto están equivocadas, o las que ponen al Frente de Todos a nivel nacional lo están. Es prácticamente imposible que sucedan ambas cosas a la vez.
Puede pasar, alguna vez pasó, que quien gana la provincia no gane el país y al revés. Lo que sería matemáticamente muy difícil es que quien gane el distrito más grande del país, no quede al menos segundo y ahí radica la incompatibilidad de las cuentas que no cierran.
