No hay peor ciego que el que no quiere ver, dice un viejo refrán. Si la terrible sequía que pasamos durante el verano y que ahora está dejando sin agua a Montevideo no es suficiente muestra, los más de 20 grados en pleno julio son al menos una señal de alarma que algo no está funcionando bien. La misma sequía atraviesa la economía argentina.
De la misma manera que tenemos candidatos que niegan el cambio climático, también tenemos un candidato que es ministro de una economía que es la que cuarta que más valor perdió su moneda en el mundo. Solo es superada por Angola, Nigeria y Líbano. Y solo superada en el rubro inflación por Venezuela y Zimbabue. Que además tiene reservas negativas por US$ 4.428 millones de dólares y según la firma Ficht una devaluación inevitable (aún más de la que tenemos).
Argenchina
Para peor se complicó la relación con el FMI. En el oficialismo se la jugaron a la necesidad que tiene el Fondo Monetario Internacional de cobrar y tensaron la relación hasta el límite. Desde el ministro y candidato, Sergio Massa, hablando de “Argenchina” a los dichos de hoy que “Argentina no quiere perder soberanía” y que eso es lo que propone el organismo internacional.
Además, los números de pobreza y desempleo, que ya son alarmantes, tiene una contención gigantesca por los planes sociales. La clase media devastada. Una insignia de nuestro país y de lo que la gran mayoría de los países de Latinoamérica carecen, está a punto de desaparecer. La movilidad social ascendente, la insignia del peronismo, hoy transformada en descendente. Con todo esos datos, el mejor candidato para el oficialismo es el ministro de economía. Y encima por consenso, o casi consenso, porque se le coló alguien. Juan Grabois, que sin ponerse colorado por poner sus candidatos en la lista de Massa, le juega la PASO porque Massa era el candidato del FMI. Pero hoy dejó de serlo.
Recordemos también que por dos días el candidato era Wado. Ministro del Interior. Básicamente la fórmula del gobierno es voten nuestra propuesta que es hacer todo distinto de lo que estamos haciendo, que está todo mal, pero cuando asumamos de vuelta en diciembre vamos a cambiar de rumbo. Lo que debería preguntarse cualquier ciudadano es ¿por qué no lo hacen ahora? No hay respuesta para eso. El kirchnerismo, ahora encarnado por el que iba a barrer con los ñoquis de La Cámpora, borró los 4 años de Alberto, y los reemplazo por Macri, pandemia y guerra. No sin pegarle un palo al presidente también por las dudas.
Faltan menos de 40 días para las elecciones. Pero Argentina es ese país donde el ministro de economía es candidato a presidente y hacen 20 grados en julio, pero el otro candidato opositor te dice que no existe calentamiento global, y además mientras la ciudad está sitiada por piquetes, otro opositor se queja en tele de que no le dejan hablar de cómo combatirá los piquetes (ese candidato tiene el poder en la ciudad). Mientras la izquierda se pelea por cuestiones internas parece que nadie, o casi nadie quiere ver lo que sucede, solo quieren pasar el invierno.
