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“Sueño con un país normal”

enero 3, 20245 min read

“Sueño con un país normal” dijo Néstor Kirchner en su discurso de asunción. Y es cierto, durante su presidencia, ayudado por un extraordinario viento de cola, su presidencia, luego del brutal ajuste a hambre y sangre que hizo Duhalde, fue de lo mejor que tuvo Argentina en bastante tiempo. Cierto es, que también sembró las bases de una cartelización de la corrupción que ya estaba inscripta en el ADN Argentina. Sin embargo, durante su gestión se pudo ver una argentina superavitaria. También, se sentaron las bases para la gran inflación que vendría. Pero Néstor tenía un lema, dejen al dólar en paz.


Este lema, su viuda, presidenta y jefa del movimiento del general, no lo acató ni por asomo y se acercó al modelo económico castrochavista. Se maximizó la cartelización de la corrupción basada en la obra pública y Argentina pasó a depender estrictamente de los dólares que dispone el BCRA.


UN POCO DE HISTORIA

Sin embargo, achacarle esto solamente al kirchnerismo sería un poco injusto. Recordemos la famosa frase de “Plata Dulce”, “Dos cosechas y este país sale adelante”. ¿Por qué una cosecha salvaría al país? El producto es del productor. Algo que acá no logramos entender. Porque tenemos todo totalmente distorsionado. ¿Por qué tenemos que darles dólares a los importadores? ¿Por qué emitimos? ¿Por qué nos endeudamos? Muy simple, porque tenemos que pagar la fiesta militar-peronista. 80 años de fiesta interminable.

 
De esta manera la intervención estatal se mete en todo. Por dos motivos. Una concepción ideológica de mediar entre el capital y el trabajo. Segundo, sacar una tajada de eso. La tajada la analizaremos en la segunda parte de la saga de Perón. Ahora basta decir que no es solo económica.

 

EL RESULTADO

Un país que no confía en su moneda, que ahorra en moneda extranjera, latas de atún o criptomonedas. Tasas de interés únicas en el mundo, producto de su inflación única en el mundo. Pobreza y hambre en el país que más alimentos produce, o podría producir en el mundo. Una sociedad completamente dividida y acostumbrada a un modelo inviable, pensando que quien propone el modelo viable, es un loco que habla con sus perros muertos.


LA PROPUESTA

Lo que este articulista piensa, es que el final de camino de Milei es el de un país normal, pero un país normal de verdad. En un país con una economía sana, hay impuestos, pero entre 5 y 10 que generalmente son sobre la renta, y no sobre la propiedad. Siendo el único regresivo, pero el de mayor recaudación el IVA. Con eso debería bastar para ser superavitarios. Eso es igual al freno de la inflación, eso es igual a una mayor previsibilidad y una vida con menos infartos por incertidumbres.

¿Y los dólares?


¿Para qué queremos los dólares? En primer lugar, para desendeudarnos. Con agentes externos e internos. ¿Cómo conseguimos esos dólares? Liquidando, en el sentido literal de la palabra a los exportadores (También, casi único lugar en el mundo donde pasa eso). Ok, supongamos que ya saneamos todo eso. ¿Para qué querríamos entonces los dólares? No tendría sentido. Los únicos que los necesitarían sería el sector turístico e importador, y no tendrían necesidad de pedírselo al gobierno, ya que negociarían sin problemas entre partes.


El populismo enrosca todo para parecer que hay recetas mágicas, pero la economía de un país es como esas comidas caseras, donde menos gente mete la mano, más rica y eficiente sale.

Alejandro Cabrera
Alejandro Cabrera

Director de newsba.com.ar Asesor en comunicación y marketing empresarial y política. Twitter: @cabreramiglioni

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Alejandro Cabrera

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