Una nota generó repercusión en las redes de nuestro portal y ese mismo tema fue el tópico más hablado en los medios nacionales. ¿El gobierno perdió, pero ganó?
El resultado no dejó dudas. Juntos por el Cambio fue la fuerza política más votada en las elecciones generales del domingo. Una elección que podría tener repercusiones muy importantes en los próximos dos años. Horacio Rodríguez Larreta acusó al gobierno de “festejar la derrota”. Lo mismo hicieron los principales jefes de la oposición. El ex presidente Mauricio Macri ya habló de una “transición”.
Pero en Argentina se es “menottista” cuando se pierde y “bilardista” cuando se gana. En el 2019 Macri se fue en medio de una profunda crisis económica con un 41% de los votos. Se llevaron a cabo las famosas marchas del millón y en ese momento, quienes perdían pero al mismo tiempo ganaban eran quienes dejaban el gobierno. Nuestro país, nuestra grieta, no da lugar a los grises.
En plena pandemia Larreta era un traidor por juntarse con Alberto, y Alberto, pagó por decir “mi amigo Horacio”. Si algo nos costó a los argentinos años y años de interrupciones democráticas, es poder entender que la democracia no se basa en amigos o enemigos, más allá de ciertos juegos discursivos. Cuando Perón tuvo que hablar con Balbín lo hizo, cuando Balbín lo tuvo que abrazar lo abrazó, cuando lo despidió, lo despidió como un adversario y no como un enemigo.
Al final del día, podemos ver cómo se institucionaliza en el país y en nuestra provincia una nueva fuerza política, popular (¿o cómo llamar de otro modo a una fuerza que es votada por el 40% de la población de forma consecutiva durante 3 elecciones?) y con representación propia.
A pesar de todas las dificultades que atravesó, sumadas a las dos crisis que mencionó el Presidente en su mensaje grabado, una tercera crisis institucional post PASO, una inflación que hasta ahora no retrocede, fuego amigo y todo lo que ya sabemos, el peronismo ganó en gran parte del conurbano, descontó diferencias en todo el país y es una fuerza que tiene un piso de por lo menos 38% en la Provincia de Buenos Aires.
Juntos por el Cambio deberá asumir ahora su condición de sujeto histórico, asumir sus contradicciones internas y sus batallas entre “halcones y palomas” y sus coqueteos con los nuevos “liberales”. Si logra eso, la fuerza creada a principios de los 2000 por Mauricio Macri, seguramente dejará de ser una coalición que gobernó 4 años el país y la provincia y que heredó el gobierno de la ciudad de Buenos Aires de los radicales y del antiperonismo reinante.
Nadie garantiza si esto le alcanza para ser gobierno, pero sí para ser una representación popular estable luego de que la Alianza entre el FREPASO y la UCR, el Frente Amplio Progresista, UNEN y muchas más expresiones intentaron ocupar ese lugar y no pudieron.
Desde el 2008 se habla de una grieta, solo que no se sabía quién estaba del otro lado del peronismo, o “el campo popular”. Desde el 2015 está claro el bipartidismo, más allá de las irrupciones de la izquierda trotskista y la derecha liberal. ¿Juntos por el Cambio está dispuesto a asumir ese rol histórico? ¿El peronismo mantendrá la unidad, ahora que dejó ser “imbatible” si se juntan todos?
Lo único certero en este momento y con las conformaciones de las cámaras del Congreso nacional y de la provincia es que sin consensos y sin actos de grandeza de ambos partidos o frentes gobernantes, van a ser dos años, si todo sale bien,muy difíciles.