En 1949 George Orwell nos describía a la perfección: somos el summun del grouchomarxismo y estas semanas superamos todo nivel de cinismo.
“No utilicemos políticamente esta tragedia” se escucha decir repetidamente desde hace dos o tres semanas en todos los medios de comunicación. Seguido o antecedido de la palabra “inseguridad”. Sin nombrar medios ni políticos para “no utilizar políticamente” esta columna, vos podrías imaginártelo.
En 1949 salía a la luz una obra maestra de la literatura de ciencia ficción. Aunque con el correr del tiempo más me convenzo que quien la escribió es un viajero del tiempo. George Orwell describió un mundo autoritario y constantemente vigilado que sucedía en 1984 y da el título de la novela. Pero no quiero describir la novela, quiero sacar un concepto. El doble pensamiento.
Este concepto es una facultad mental que tienen las personas de ese mundo de “fantasía” que les daba el poder a las personas de pensar lo totalmente opuesto a lo que estaban pensando en un solo instante. Pero no solo pasaban de pensar lo contrario, si no que este sentido les permitía creer que jamás, pero jamás habían pensado de esa manera. Pongamos un ejemplo: un hincha de River, que de repente se hace hincha de Boca, y niega rotundamente haber sido de River, a pesar de tener fotos con la camiseta, videos en la cancha y calcomanías en su auto y que su hijo se llame Enzo, él nunca fue de River. Cualquier similitud con periodistas, políticos o vecinos es pura coincidencia.
En las últimas semanas hubo casos mediáticos de inseguridad y uno muy conocido de gatillo fácil. Los hechos de inseguridad sucedieron en el conurbano y el de gatillo fácil en Capital. Depende de quién tratara la noticia, se administraban las culpas. En los casos de inseguridad, medios de un lado de la grieta repetían hasta el hartazgo que el flagelo de la inseguridad es una cuestión y responsabilidad política. Así mismo, esos mismos medios acusaron a la responsabilidad política y policial de casos de violencia institucional que se dieron durante la cuarentena en distintas provincias. Del otro lado de la grieta se pedía: “no lo utilicemos políticamente”.
Con el caso del gatillo fácil la cosa se dio vuelta. El otro lado de la grieta responsabilizó al Jefe de Gobierno porteño, a la escasa formación policial, al racismo y, por supuesto, a los medios y a los odiadores. Por el otro lado (de la grieta), se rasgaban las vestiduras porque politizaron el caso y se enojaban cuando decían que toda la institución policial quedaba manchada, que eran tres delincuentes disfrazados de policías, en cambio en la cuarentena el pensamiento era totalmente distinto toda la institución policial de la provincia que sea, era culpable y su máximo responsable el gobernador de aquella jurisdicción y el presidente.
Entonces, podemos echarles la culpa a los medios, a los políticos, a la policía o a cualquiera. Pero la culpa es nuestra. Está mal tirar un papel a la calle, te enojás si otro lo tira, pero vos sí podés tirarlo, lo tirás. Cruzás en rojo, pero cuando ves a alguien transgredir una norma de tránsito sos el primero que grita. Te da asco la corrupción, pero si podés sacar rédito de algún contacto lo hacés, y por supuesto, “el diego” está siempre a disposición si te para la policía y no tenés los papeles en regla.
Tenemos los políticos que nos merecemos, tenemos la policía que nos merecemos, tenemos los periodistas que merecemos. ¿Merecemos algo mejor? Nuestro país, sin dudas, merece una sociedad mejor.
