Luciano Olivera fue víctima, el jueves a la madrugada, de un disparo en el tórax por parte de un oficial de la Bonaerense en Mirarar. A partir de ello, todas las miradas se posaron sobre el ministro de seguridad quien salió a dar la cara.
Sergio Berni tuvo un fin de semana agitado en los medios de comunicación pasando por radios y canales de televisión. Fiel a su estilo lanzó bombas a troche y moche. Principalmente para el interior del Frente de Todos. A pesar de esto dijo entre otras cosas que no piensa “renunciar” porque tiene un “compromiso” de profesionalizar la fuerza y que seguirá hasta que el gobernador entienda la lo contrario.
Tan potentes fueron las declaraciones que se desvío el tema de discusión, la muerte de Luciano, la que catalogó como “acciones humanas impredecibles”, destacó la necesidad del uso de las pistolas Taser , para las “cuales se necesita mucho entrenamiento”. También dijo que están trabajando para profesionalizar la policía que está poco preparada según él.
Por último para completar el combo, disparó para “compañeros” que “dijeron que volvían mejor y que perdieron cuatro millones de votos”. Además manifestó estar “muy alejado de Cristina”, pero no de Alberto ya que “no se puede alejar de quien nunca estuvo cerca”.