El jefe de bloque de Todos en Diputados asumió el sábado con la presencia de Alberto Fernández.
La Quinta de San Vicente es un monumento para los peronistas. Allí, el jefe del bloque de Todos en Diputados, asumió como Presidente del PJ Bonaerense. Máximo Kirchner y máximo referente de La Cámpora, será el encargado de conducir el partido del General en la Provincia. Donde hasta hace poco era impensado perder, seis años nada más, sin contar el cajón de Herminio de 1983.
Al acto asistieron el Presidente Alberto Fernández, el Gobernador y todo su gabinete, ministros y demás figuras del gobierno. Esto se da un contexto donde el hijo de la vicepresidenta está en el ojo de la tormenta por su discusión con la oposición en medio de un ida y vuelta de acusaciones de antidemocráticos entre sí.
Para un peronista no hay nada mejor que otro peronista, se suele decir, pero en este caso, el peronismo luce, al menos, fragmentado. Los rumores de peleas internas son altisonantes y que el discurso ¿improvisado? de Máximo en Diputados, fue uno de los motivos reales por los cuales se quedó sin presupuesto el gobierno.
La unidad es una palabra fundamental en la liturgia peronista, pero no es lo mismo la unidad que mostrarse unidos. El peronismo históricamente fue conducido por quien gana, pero hoy esto está puesto realmente en duda, aunque el Presidente y la Vicepresidenta digan que la lapicera la tiene él.
“El último jefe político que conocí fue Néstor” dijo Alberto Fernández a Perfil. Esta son la clase de dardos que día a día se tiran entre “compañeros”. ¿Serán reales o ficticios? ¿Será humo para ver cómo llenamos espacios de “tinta” y en realidad está todo hablado?, solo el tiempo contestará estas preguntas. Mientras tanto la oposición, que acaba de ganar, se divide y piensa en el 2023.
Primero dan por hecho que van a ganar en el 2023 lo que demuestra un profundo desconocimiento de la historia argentina del 45 para acá. Segundo no se dan cuenta que él o la presidente que le toque gobernar ese período, no la tendrá para nada fácil y muy probablemente no sea bien recordado al finalizar su mandato. Tercero, el país se desangra como para estar pensando en semejantes chiquitajes.
Volviendo al eje de la nota, Máximo, como marca el manual de La Cámpora, arremetió contra los medios, y sus tapas. El mundo ya no funciona como en el 2001, donde cinco titulares seguidos voltearon a un ministro de economía. Tampoco como en los 70´, faro de la utopía de la “juventud maravillosa” que soñaba con un mundo más justo y mejor. Pese a estar en el 2021, con expresiones, por lo menos, un poco antiguas, aseguró que “en el 2023 van a ganar” y que el país que sueñan “no es utópico”.
Hoy a 20 años de la crisis social más grande que el país conoció, sacando golpes de estado militares, vamos de frente a una crisis económica que parece inevitable. Las palabras no solucionan, pero agregan nafta al fuego. Esperemos que la oposición sea responsable e institucional, como dice ser. Esperemos que el gobierno esté unido, como muestra estar y conformen un discurso unificado, que pueda allanar el camino para arreglar con el fondo y empezar a tener un país normal.