Bonaerenses conversó con Marcela Ferri, gran referente en la lucha feminista, para darnos una mirada post 8M y reflexiones respecto al movimiento, los valores actuales de la sociedad y el progreso que afortunadamente sentimos en esta lucha.
La secretaria de Mujeres, Géneros e Infancias de San Martín, Macerla Ferri, dialogó con nosotros sobre como vio y cómo vivió la reciente marcha por el Día de la Mujer después de dos años de un activismo reducido debido a la pandemia.
En primer lugar, respecto a la marcha al Congreso destacó se vivió con mucha “alegría” y que era “lo necesitábamos, siempre en la plaza cuando nos juntamos todas hay una energía increíble, hay una mezcla de sentimientos importantes porque tiene que ver con muchos dolores de las cosas que nos pasan, de las que ya no están, pero también tiene que ver con una alegría inmensa también del encuentro y de darnos cuenta de la potencia qué tenemos juntas en la calle”, y añadió que esto va más de allá de las “motivaciones, de realidades distintas, de procedencias distintas, de recorridos distintos”, ya que “hay algo que nos hermana y es la situación de las mujeres en general en una sociedad injusta”.
En cuanto al avance del feminismo en la sociedad expresó que ve “la mitad del vaso muy lleno”, y especificó que “15 años atrás había un montón de cosas qué pequeños grupos conversábamos y que la mayoría de las personas varones, pero muchísimas mujeres no podían entender de que estábamos hablando cuando hablamos de desigualdades. Hoy después mucho recorrido, de muchas luchas, de muchas compañeras que hoy no están, y muchas de las que si están y que vienen luchando hace muchos años; los logros son inmensos en poco tiempo. No estoy diciendo con esto que no falta un montón”, aclaró que, sino “no hubiese pasado lo que pasó en Palermo”, y continuo que si bien “tenemos una cultura qué nos atraviesa que es una cultura tremendamente machista”, “estamos dando pasos gigantescos”.
También, recordó cuando ejercía como trabajadora social “cuando la ley de protección contra las violencias no existía, cuando era impensable”, y admitió estar “muy feliz porque me siento hoy protagonista de un cambio cultural que, si bien falta mucho por cambiar, se está dando”.
“De San Martín marchamos 2000 mujeres todas juntas de distintos lugares, realidades, y edades; todas entendiendo para que íbamos, nuestros compañeros también sabiendo para que íbamos con mucho respeto, con mucho entendimiento”, comentó y espera que “todas y todos podamos desentrañar esas pequeñas cosas que hacen que se sostengan las desigualdades”.
Durante la movilización, la cual caracterizó como “multitudinaria” y “energizante”, acompañamos al grupo de militantes del Municipio quienes realizaron una muestra artística “con 200 chicas de San Martín haciendo percusión urbana”, mediante lo que “cada una de ellas pudo decir qué significaba para ellas el lema Juntas, Libres e Iguales”. “Lo que más me traje es ese entusiasmo y esa alegría de encontrar un camino común”, aunque “obviamente con la exigencia de los reclamos que tenemos”.
“El proceso fue hermoso porque fue una construcción colectiva con contenido feminista, con contenido de reclamos, de conversación en relación a porque marchamos”, dijo sobre la performance que practicaron por más de dos meses junto al grupo de percusión urbana “Boom Chapadama” que se sumó a la propuesta.
“El arte es un vehículo maravilloso para poder expresarse”, argumentó. “Tenía una fuerza impresionante”, “estaban todas muy felices y también muy conscientes”, ya que se pudo sentir durante los días previos “el bajón” por lo ocurrido en Palermo sobre lo que, coincidimos en que causó gran repercusión ya que la juventud lo sintió como un claro “le puede pasar a cualquiera”, y en que aquello no fue “un caso aislado lamentablemente”, tras lo que recordó el femicidio de Araceli Fulles en San Martín, que se trató de una situación similar pero que lamentablemente “no hubo nadie que la auxiliara”.
Eso “duele mucho y conmociona mucho, pero también carga pilas para entender toda la lucha que falta”.
Con respecto a ello, comentó que el municipio cuenta con “un sistema de protección a víctimas de violencia de género muy robusto de 24 horas, 365 días del año con todas las herramientas”, y compartió que actualmente se centran en dos líneas enfocadas en realizar un “cambio cultural”. Por un lado, “un programa de buenas prácticas y de violencia cero dentro de las empresas de las Industrias en San Martín” junto a la “Red de Mujeres Pymes”, lo cual está teniendo gran éxito.
Por otro lado, buscan “profundizar la cuestión de la autonomía económica” de mujeres y diversidades “con nuestra área economía social y solidaria, y nuestra área de empleo”. Además, trabajan la creación de un “Espacio de Mujeres Móvil” e itinerante que asistirá a las víctimas de violencia por todo el territorio a finales de año.
También destacó que es necesario continuar trabajando en las “nuevas masculinidades”, “revisar nuestra cultura y los privilegios de los varones” y “plantearnos seriamente que no va a dejar de haber violencia si nosotros no cambiamos este patrón cultural”, aunque “a nosotras mismas muchas veces nos cuesta también despojarnos de esos mandatos”, porque “está muy arraigado, y cuanto más uno desentraña más se da cuenta de lo difícil que es”.
“Tenemos que profundizar la mirada y brindar herramientas para poder hacer este cambio cultural”, porque “no alcanza solamente con las leyes, si después las prácticas cotidianas fomentan la desigualdad, generan estereotipos, no hay forma de que se termine este círculo de la violencia”.
“Sí preguntas a 100 mujeres ¿Cuántas sufrieron situaciones de abuso? ¿Cuántas sufrieron humillación? ¿Cuántas sufrieron desigualdad? ¿Cuántas sufrieron burla por su cuerpo, por su forma de vestir, por su forma de hablar?”, inquirió y apuntó que aquello es “lo que nos pasa todos los días”.
“Tenemos que tener paciencia”, a pesar de que “tuvimos siglos de paciencia”, y debemos recordar que “cada una de nosotras y nosotros somos importantes para cambiar esto”.
Finalmente, me gustaría cerrar con una gran frase con la que Marcela concluyó su reflexión: “El feminismo no es más ni menos que decidir vivir en un mundo de iguales”.
A veces los cambios aterran, pero es necesario soltar aquello que “atrasa” y que evita que progresemos, debemos soltar aquellos valores arcaicos, no por capricho moral sino porque realmente no dejan de poner vidas en riesgo, porque debemos dejar de ignorar que nada es un caso aislado. Tengo esperanza en que esto se va a lograr y que finalmente vamos a construir nuevos valores de igualdad y respeto, pero hasta entonces lucharemos Juntas por un futuro en el que podamos ser Libres e Iguales.
