Argentina, no lo entenderías.
James Bond y el Súper Agente 86 deben ser los espías más famosos de la historia del siglo XX y XXI. Simplemente son geniales a su estilo. Austin Powers, el espía seductor se queda unos pasos atrás, pero también es una genialidad. Si vamos a la “realidad” el caso Watergate que llevaron adelante los periodistas del Washington Post Carl Berstein y Bob Woodward hicieron que cayera, casi en su totalidad, la administración de Richard Nixon, quizá uno de los presidentes más poderosos que supo tener Estados Unidos.
Todo lo que pudimos saber hasta el momento sobre el Zancheta Gate lo contamos en las emisiones de Disneylandia de ayer, la de hoy y en Ensobrados. Si quieren entender mejor el funcionamiento de “los sótanos” de la democracia recomiendo los libros de Camilo Cagnacci “Espionaje Ilegal” y el de Luis Gasulla, “Erase una vez en la Argentina”.
Esta columna entonces no va a ahondar en detalles de la causa que es simplemente una muestra de cómo funcionan las cloacas de la información en nuestro país. De manera rudimentaria, artesanal, arcaica y sistemática estamos todos espiados, de alguna u otra manera. Sin embargo, estos temas no llaman la atención de la opinión pública, porque llama más la atención la manifestación de los hinchas de Boca en Río de Janeiro o alguna otra cosa.
En este, el país del no te metas, se logra que todo tenga una traba. El statu quo no podría encontrar un lugar más seguro para estar.
No les importa porque no se cuenta de manera simple como realmente no lo es. Tampoco les interesa porque todos los componentes de la sociedad viven en un letargo autocomplaciente de resignación, naturalización y validación qué, en Argentina, las cosas son así y nunca van a cambiar, porque básicamente nosotros no queremos cambiar.
No queremos cambiar porque siempre es más fácil echarle la culpa a otro. Es fácil porque los sesgos que tenemos como sociedad nos llevan a pensar que nosotros sí tenemos el derecho a quebrantar la ley, por ejemplo, cruzando en rojo con el auto si estamos en una zona que consideramos insegura.
Es de poca importancia además porque primero hay que resolver lo urgente. La crisis socioeconómica. Pero ahí radica el principal problema. Que toda esta forma de actuar es parte de un ecosistema que hace que luego sea todo mucho más difícil. Por ejemplo, los James Bond de Argentina deberían estar investigando a los Narcos o las células terroristas activas dentro del país. O vigilando de cerca la estacione China o trabajando para impedir un nuevo atentado antisemita.
Los sesgos que tenemos como sociedad nos llevan a pensar que nosotros sí tenemos el derecho a quebrantar la ley,
El Jefe de Gabinete de la Provincia de Buenos Aires, Martín Insaurralde, debería poder explicar su patrimonio y no estar de vacaciones con una modelo en Marbella en un Yate, llevando una vida de multimillonario. Y el gobernador no debería poder contestar que él no sabía dónde estaba. Sin embargo, el 44% de los bonaerenses volvieron a elegirlo como gobernador.
En este, el país del no te metas, se logra que todo tenga una traba. El statu quo no podría encontrar un lugar más seguro para estar, puesto que siempre se mantuvo en el poder. Al costo de tener múltiples agencias de inteligencia oficiales, clandestinas y privadas, una inflación de más de 100% y muchísima hambre, en el país de los granos y las vacas. Y por eso ningún funcionario se hace cargo de nada, ni del Yategate, ni de Chocolate, ni de Zancheta.
Argentina, no lo entenderías.