Vivimos en un país con anomia y aversión por las leyes, pero también, somos amantes del camino más corto y de la justificación: “si no lo agarro yo, lo va a agarrar otro”.
Resulta bastante obvio y burdo que justo a un mes de las PASO se intervenga la fundación de Patricia Bullrich. Sobre todo, ante la abundancia de encuestas que dan números tan disimiles como candidatos hay, marca que la candidata de Juntos por el Cambio es la principal preocupación del resto de los candidatos.
No hace falta irse muy lejos en el tiempo para entender que la lógica oficialista y de ciertos sectores del progresismo trucho tienen una doble vara para medir causas judiciales, causas policiales, causas morales y causas políticas.
La culpa siempre la tiene otro
Hasta hace poco parecía ser potestad del peronismo la traslación de culpabilidad en cualquier ser que no sea el movimiento. Para no irnos lejos en el tiempo, podemos decir: Macri, el Covid, la Guerra, la sequía. Sin embargo, Ucrania y Rusia tiene menor inflación que Argentina. Datos como estos hay muchos. Pero si vamos a otras fuerzas políticas también la culpa “es de operaciones”, la culpa es “que hubo fraude”, que pum y que pam. Poco va a cambiar mientras sigamos con esta particular característica del” Ser nacional”.
De qué otra manera se puede explicar que Massa sea el candidato de consenso con la inflación, los problemas con el fondo, el problema con el transporte, las idas y venidas con el kirchnerismo y la Cámpora, etc. De la misma manera que te militan que ellos van a venir para cambiar el gobierno del que ellos mismos ya son parte. Y es tan impúdico todo, que Sergio dijo que no se podía ser ministro y candidato, y hasta el momento no renunció a su ministerio. ¿Pero a alguien le importa?
Mientras no indigne todo seguirá igual. Distinto fue el caso de Ginés. A pesar de que hicieron todo lo posible por sostenerlo, tuvieron que rajarlo. No sin antes condecorarlo, y después también. Pero ante la verdadera presión popular no les quedó otra que dejarlo afuera del gobierno.
La grieta es moral. No es política. El cambio, si quiere surgir algún tipo de efecto en la sociedad, tiene que ser aceptado por las bases y subir hasta el gobierno. No tiene sentido ningún tipo de imposición desde arriba. ¿Qué quiere decir esto? Esta claro que Argentina tiene una falta de orden y aversión por la autoridad bastante importante, pero de nada sirve un gobierno “firme” como dice Bullrich, si los argentinos no decidimos de una vez y por todas, ser respetuosos del otro y de nosotros mismos.
