Desde el asesinato de Urquiza en 1870, presidente de la Confederación Argentina en 1854, comenzó en nuestro país una larga historia de magnicidios o intentos de magnicidios que hoy suman el atentado contra la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Si bien se trata de la vicepresidenta de la Nación, no tiene impacto menor ya que presidió el país por un largo periodo y continúa siendo una de las principales figuras de las últimas décadas de la política argentina.
SARMIENTO
El primer atentado contra un presidente fue el 23 de agosto de 1873, cuando Sarmiento iba en carruaje a visitar a Aurelia Vélez Sarsfield, con quien mantenía un romance, y al pasar por la esquina Maipú y Corrientes, fue sorprendido por tres sujetos que se abalanzaron sobre el vehículo, le apuntaron y gatillaron.
Sin embargo, la bala se trabó y el arma explotó, destrozando la mano del atacante. Los involucrados fueron luego identificados como marineros italianos recién llegados contratados por alguien presuntamente vinculado a López Jordán, cuya revolución estaba siendo reprimida por el presidente.
ROCA
El 10 de mayo de 1886, Julio Argentino Roca recibió un piedrazo en la frente mientras abría las sesiones ordinarias del Congreso Nacional tras lo que acabo con su uniforme y banda presidencial bañados en sangre.
El agresor, identificado como Ignacio Monje, un correntino de 36 años que había luchado contra López Jordan, se había abierto paso entre la multitud y le había lanzado una enorme roca por considerarlo responsable de la insoportable situación política.
Posteriormente pero ya bajo en Gobierno de Pellegrini, Roca fue nuevamente atacado, aquella vez con un arma de fuego, cuyo disparo pegó en la parte superior de su vehículo y resultó ileso.
QUINTANA
El 12 de agosto de 1905, el presidente Manuel Quintana recorría la calle Santa Fe en el cupé presidencial tirado por dos caballos, cuando un hombre se acercó con un arma y efectuó varios disparos, pero salió corriendo tras fallar.
El atacante fue identificado como Salvador Enrique José Planas y Virella, un catalán de 25 años afiliado al anarquismo y que buscaba matarlo para generar un cambio en el Gobierno.
ALCORTA
Al año siguiente, Quintana fallece por otros motivos y asume José Figueroa Alcorta quien el 28 de febrero de 1908 fue sorprendido al bajar de su coche en la puerta de su casa por un hombre que le arrojo un paquete envuelto en papel madera que se incendió largando un humo oscuro que no llegó a explotar.
El hombre detenido se identifico como Francisco Solano Rejis, salteño de 21 años, que confesó querer asesinarlo por considerarlo tirano y responsable del malestar obrero.
VICTORINO DE LA PLAZA
En 1916, el presidente salía al balcón de la Casa Rosada para ver el desfile cuando un participante saco un arma y efectuó una seria de disparos, uno de los cuales paso a centímetros del mandatario.
El agresor fue identificado como Juan Mandrini, frentista de 24 años que dijo haberlo hecho para simular un atentado en modo de protesta.
YRIGOYEN
El atentado contra Hipólito Yrigoyen fue el último antes de lo ocurrido anoche hacia la vicepresidenta Cristina Kirchner, y fue en el año 1919 cuando, en Nochebuena, bajaba de su humilde casa para subir a su auto y un hombre disparo dos veces, hiriendo a uno de sus acompañantes.
La Policía y los custodios mataron al atacante identificado como Gualterio Marinelli, un italiano de 44 años, que trabajaba en un taller mecánico central a pocas cuadras, por lo que el ataque se atribuyo al anarquismo.
