Chocolates para Todos
La detención del puntero/empleado de legislatura bonaerense/electricista y hombre solidario de La Plata, dejó mudos a la clase política de la provincia de Buenos Aires. Julio Segundo “Chocolate” Rigau estuvo preso unos días en los que amenazó con pudrirla. Las “fuerzas del subsuelo” lo rescataron del olvido y lo devolvieron a su casa. De paso, cerraron, transitoriamente, la causa judicial por malversación de fondos públicos. Excepto que le aparezca a la clase política una fiscal Goyeneche -la que investigó en Entre Ríos los negociados de la legislatura de las tierras de los Urribarri-, todo quedará en la nada.
Chocolate está presente en todos los kioscos. De la provincia y de las provincias del interior. Por eso el discurso de Javier Milei es tan efectivo y contradictorio, a la vez, cuando acepta las propuestas de los creadores del “hay que dejar de robar por dos años”. Luis Barrionuevo conoce de chocolates. Gerardo Martínez, también. Es sentido común. Es información y es que no pueden mostrar el blanco. No les cierra. Son todos millonarios. Hace 40 años viven de los trabajadores pero La Libertad Avanza con ellos.
En las cárceles argentinas, la semana pasada, encontré una licitación por la que se comprarán 600 balones de futbol 5 por 25 millones de pesos. La oferta más costosa asciende al frivolero número de 52 millones de pesos. Luego se dedicaron a comprar mesas de ping pong. En Lomas de Zamora gastan 80 millones en recitales de música popular para calmar el hambre y un ex intendente le ofrece 20 millones de dólares para silenciar a su ex pareja. Por eso, insisto, el discurso de Milei, prende entre los jovenes.
El periodismo, que el líder de las fuerzas del cielo desprecia, termina jugando para él. La indignación colectiva se basa en investigaciones periodísticas que toman como propias los mileistas que jamás denuncian e investigan nada. Están para otra cosa. Lo importante no es llegar primero sino recoger los frutos de los valientes que investigan.
La denuncia de Milei a Alberto Fernández por el descontrol en el plan platita parece tribunera. El que gobierno se llama Sergio Tomás Massa pero no lo nombra.
Bullrich aprendió, mientras tanto, que el show garantiza centralidad. Así presentó la propuesta de construir una cárcel de máxima seguridad que se llamará Cristina Fernández de Kirchner. La sigue homenajeando, encima le dice Doctora, enfurecen los mileistas. Cristina aparece para hablar de castas con el cadete del cadete de Roberto Navarro en la casa estudiantil de uno de los sindicalistas más poderosos del país. ¿Cómo habrá comprado una clínica modelo de Belgrano, Víctor Santa María? ¿De dónde sacó los 10 millones de dólares?
Preguntas que los populismos, de derecha o de izquierda, no se animan a responder. Dudo que les interese. Porque la corrupción sistémica no es un problema para los que no quieren cambiar nada aunque paseen con sus motosierras de cartón.
