Los condenados continúan su rutina en la alcaidía hasta ser finalmente reubicados en distintos penales.

Los 8 rugbiers condenados por el crimen de Fernando Báez Sosa el lunes pasado, continúan alojados en el mismo pabellón de la Alcaidía N°3 de Melchor Romero, como hace más de dos años, con una rutina no muy diferente a la que tenían antes de la sentencia.

Los presos siguen compartiendo celdas en esquemas de a dos y continúan con sus recreos de dos o tres horas en el patio, aislados del resto de la población carcelaria común por motivos de seguridad.

A su vez, reciben visitas a diario de psicólogos, algo común para condenados a sentencias tan largas como Lucas Pertossi, Ayrton Viollaz y Blas Cinalli con 15 años de prisión; y Máximo Thomsen, Ciro Pertossi, Enzo Comelli, Matías Benicelli y Luciano Pertossi con prisión perpetua.

Todos recibieron en esta última semana visita de sus familiares y allegados también, sin embargo, su situación en la alcaidía es transitoria ya que se aguarda que el tribunal disponga sus traslados a distintos penales, lo que representa un gran desafío para el Servicio Penitenciario Bonaerense al ser uno de los casos más resonantes de los últimos años.

Máximo Thomsen dijo en su declaración ante la fiscal del caso Verónica Zamboni: “Quiero aclarar que en la cárcel no estamos como dicen los medios, que dicen que tenemos aire acondicionado, que tenemos ventiladores, que somos presos VIP cuando en realidad estamos toda la noche escuchando lo que nos dicen otros presos, que nos gritan que tienen precio nuestras cabezas, que Burlando los va a defender, que nos quieren violar. Nos gritan de todo por la ventana”.

Si bien, ninguno de los acusados sufrió ataque alguno en todos estos años, el resguardo de integridad física podría ser mantenido provisoriamente, pero “la cárcel incluye escuela, talleres, iglesia, campo de deportes, encuentro familiar, visitas; un montón de cosas que en la alcaidía no tienen, ya que están encerrados todo el día y solo salen al recreo”, explicó un funcionario a Infobae.

Pero es en dichas actividades en las cuales podrían interactuar con otros detenidos y que terminen involucrados en riñas o ataques; principalmente conociendo la tendencia en herir o victimizar a otro preso más famoso o mediático para subir de jerarquía.

¿Por qué ubicarlos sigue siendo un reto?

Además de la intención de proteger la integridad física de los condenados ante las reiteradas amenazas de parte de otros presos, los jóvenes tendrán que enfrentar uno de los mayores inconvenientes del SPB que son el hacinamiento y la sobrepoblación con los que este cuenta.

El penal ideal para encerrarlos sería el de Campana ya que es el más cercano a Zárate y a sus familias, lo cual siempre es bastante considerado a la hora de ubicar a un sentenciado, pero como este complejo esta hacinado, es posible que se los aleje más de sus familias para llevarlos a cárceles del interior de la provincia.