La base del movimiento político más importante de la Argentina, el peronismo, tiene como pilar fundamental la “facilidad” para acomodarse a las circunstancias, no es algo valorativo, es algo descriptivo. Sin embargo, parece haber perdido dicho poder.
“Sin Cristina no hay Peronismo, y sin Peronismo no hay país” dijo el histórico líder de La Cámpora, Andrés Larroque. Justamente el “Tío” como le decían al dentista Héctor José, dio un paso al costado para dar lugar a “la unidad nacional”, con la vuelta de Perón. En palabras de Julio Bárbaro cuando Perón se abrazó con Balbín, dejamos de ser peronistas para ser argentinos.
No hay ninguna duda, pero ningún lugar a dudas que hay tantos peronismos como peronistas hay. Esto incluso, pasaba con Perón en vida. Comenzó principalmente luego de su exilio, pero el pragmatismo nació con el mismo General.
Algunos peronistas se jactan de estos, otros enfurecen y dicen que es mentira. Pero la evidencia histórica marca que Juan Domingo Perón le decía a cada sector lo que ese sector quería escuchar. Un ejemplo es la relación con Inglaterra y con Estados Unidos. Félix Luna dedica muchas palabras a la famosa “Tercera Posición”, resulta que no era tan enemigo del imperio. Caso paradigmático fueron los trenes; lo que Perón “vendió” fue que le sacamos los trenes a los ingleses, lo que en realidad pasó, es que los ingleses querían sacárselos de encima.
Juan José Sebreli va un poco más allá y cuenta como le decía una cosa a las patronales, y exactamente la contraria a los sindicatos y de esa manera tener contentos a todos.
Cabe destacar que, hasta la muerte de Evita, Perón era un gran lector de lo que acontecía, y mal o bien, llevaba las riendas del país con un pueblo que en su mayoría lo apoyaba. Vendía revolución, gobernaba con pragmatismo político y obtenía resultados.
Todo esto a tal punto que cambió para siempre la geografía, la economía y la cultura argentina.
Néstor Kirchner fue tal vez políticamente hablando, el mejor intérprete del manejo político que tenía Perón. Alberto Fernández es el ejemplo más burdo de lo mismo, pero mal hecho. No hace falta dar ejemplos. Hay tantos que usted puede imaginar el que quiera.
Sergio Massa se suponía que también, podía ser esa especie de camaleón político, pero en los primeros días de su gestión como súper ministro ya metió bastante la pata.
Volviendo al tema con el que arrancamos. Cristina y La Cámpora, no son pragmáticos, son híper dogmáticos, el tweet de Larroque es prueba de ellos. Entonces o el cuervo se equivoca, o el peronismo y la argentina, dejó el pragmatismo por el hiperdogmatismo.
