Messi y Cristiano Ronaldo son los Maradona y Pelé de nuestra época. La diferencia, es que “Dios” y el “Rey”, “saben cuánto pesa la copa.
Comparar en el fútbol es odioso. Pero esto es la historia de los mundiales. Y si de eso se trata, muchas figuras existieron. Se puede arrancar con Andrade (Uruguay) y Stábile (Argentina). Giuseppe Meazza o Ademir (Italia y Brasil). Obdulio Varela (Uruguay), Puskas (Hungría) Garrincha, Bobby Charlton, Cruyff, Ger Muller, Dino Zoff, Paolo Rossi, Matheus, Beckenbabuer, Pasarella, Kempes, Romario, Dunga, Ronaldo, Klose, Cannavaro, Iniesta, Forlán, Muller, Mbappé y Modric. Por supuesto, Messi y Cristiano entran en esa lista.
No todos ellos salieron campeones, algunos fueron sub campeones, o algunos de ellos ni siquiera eso. Pero dejaron su huella. Sin embargo, están a años luz de Pelé y Maradona. Porque ellos no solo salieron campeones, fueron los que más emociones brindaron al mundo del fútbol.
Pelé con tan solo 17 años, la rompió toda y dio inicio, tal vez, al fútbol moderno. Un golazo de cabeza quedó en la memoria de cualquier fanático de los mundiales. Con el que quebró a Suecia y vengó las lágrimas de su padre en el maracanazo. Luego, 12 años después un Pelé de casi 30 años, fue el emblema del que hasta ahora es considerado el mejor equipo de la historia de todos los mundiales. El famoso Brasil del 70. Paradójicamente, se cruzó con Uruguay en semifinales y realizó una de las jugadas más memorables del mundial. Tan buena fue, que no necesitó terminar en gol. Pase largo, movimiento indescriptible del Rey, y el arquero uruguayo quedó desparramado en el suelo, sin que toque la pelota ninguno de los dos. Luego, la definió afuera.
Maradona, es esencialmente, el 86. Si bien tuvo emociones fuertes en todos los mundiales que participó, incluido el 78 en el que quedó afuera. El 90 con su tobillo hinchado, el 94 con la última obra maestra contra Grecia y el me cortaron las piernas. El 86 fue lo máximo que un jugador pudo hacer en un torneo. Fue imparable, fue un tornado que arroyó a todos los rivales. Fue el fútbol en su máxima expresión, si al lado de él, jugaba la tercera de un club de la B, Argentina salía campeón igual.
Por eso, ellos dos, después el resto.