El eterno retorno

Juan Perón pasó más tiempo exiliado que gobernando el país. O sea, el sueño de la vuelta o la idealización del “viejo” y de una argentina feliz se instaló en el ideario popular que tenía fragilidad de memoria. Una condición que los gobiernos tiránico instauran como base de sus modelos, pero que puede ser más aceptada en aquella época ya que no había tantos recursos comunicativos como los hay ahora.

Solo cabe aclarar que la década del 60 fue la mejor en términos económicos y sociales del país. Encargándose de destruirla las milicias urbanas que luchaban contra el capitalismo y por la vuelta de un Perón que jamás existió y los utilizó. A partir de allí, comenzó el más largo y profundo declive de la historia de nuestro país.

El relato

Quienes se dejan llevar por el relato de la “década ganada” tienen por lo menos pereza intelectual de indagar un poco más allá o simplemente son fanáticos. Cualquiera sea el caso, para ellos la carta que escribió hoy Cristina es una obra magistral de economía. Para quien la lee como neutral, sin saber mucho de economía, sabe que no vale la pena ni enunciarla. Treinta y tres páginas de arenga política a su propia tropa militante.

Los años más felices

El modelo peronista-kirchnerista es muy seductor porque tiene como consigna algo muy cercana a la filosofía budista. Vive del presente. Pero en economía política no pensar a largo plazo puede traer serios problemas como nos trajeron, el general y la doctora. Es muy simple, estimularon el consumo interno inyectando una cantidad desorbitante de pesos, cuotas y créditos sin sustento de modo tal que la inflación obligó al consumo de los ciudadanos, que hizo girar la rueda de la economía interna.

De esa manera la clase media se sintió de clase alta, los índices económicos son altos, la inflación también, pero controlada por el gran ingreso de divisas que provenían del campo o por la acumulación de reservas en el caso del 45.

El problema de este modelo llega cuando hay que pagar la cuenta o cuando se corta el ingreso de divisas. Por eso el 2011, luego de la aplastante victoria en las elecciones, Cristina Instauró el cepo y Perón cuando comenzó su segundo mandato, comenzó su período de austeridad y pidió salir a atacar a los “especuladores”.

Controles de precios, persecución a la prensa libre, aprietes a los empresarios, todo estaba a la orden del día. Pero el amor vencía al odio.

El presente

Ese modelo de consumo nos trajo al presente que nos tiene hoy con una inflación única en el mundo. Con una pobreza única en nuestra historia. Con un país que no sabe hacia dónde va, y con la gente totalmente perdida. Eso no lo generó Milei, ni Macri. Eso fue producto de declive que comenzó con el gobierno de Cámpora, seguido por Perón y su señora, por la dictadura militar, por la paupérrima gestión económica de Alfonsín. Por un menemismo que, aunque todos se olvidan que eran peronistas, lo fueron, e hicieron también populismo, igual que el kirchnerista, pero hablando de libre mercado. De la Rúa por su débil postura frente a la traición de su partido, ahora que está de moda de hablar de traidores. Duhalde que llevó la represión y la pobreza a lugares nunca vistos en la democracia y a los Kirchner que desaprovecharon los mejores años de intercambio en términos de divisas.

Con lo ganado en aquellos años por el comercio exterior, todavía deberíamos seguir siendo potencia, y somos una villa miseria. Macri no supo o no pudo desatar el nudo. Alberto, agudizó la crisis. Milei todavía es una incógnita. Cristina, fue de los peores gobiernos de la historia. Solo superada por Alberto a quien ella puso.

El eterno retorno