El 17 de noviembre se celebra el día del militante recordando la vuelta del General Perón. Una historia trágica reconvertida en una victoria.

Un amigo que vive en Copenhague vino a visitar a familiares y amigos. En su visita fuimos a pasear y manejó él. En un momento pasó un semáforo en rojo y dijo; “no sé por qué lo hice, si allá ni se me ocurriría hacerlo”. Algo hay en nuestro ADN que nos lleva acomodar las reglas según nuestra conveniencia. Si lo hace otro está mal, si lo hago yo, soy la excepción.

No se puede afirmar que estas cosas no sucedan en otras partes del mundo, pero esa forma de ser no hay dudas que se fue moldeando en la argentina peronista. Mentir, miente cualquiera. El tema es que en nuestro país se va más allá, nos creemos las mentiras, incluso los que mienten. Esto deriva en el primer mandato de la religión gestada en el golpe de 1943, forjada en el 17 de octubre, y consolidada con el correr de los años. La culpa siempre es del otro.

Durante el mandato de Perón el enemigo de los trabajadores eran los Yanquis. Por lo menos discursivamente, luego se comprobó que en las altas cúpulas esto no era así. Tanto es así que cuando llega el 55 existía un acercamiento muy cercano a Estados Unidos.  La tercera posición también excluía al marxismo, sin embargo, desde su exilio el general hablaba loas de Mao y alentaba a los “Jóvenes idealistas”. Luego los dejaría a la suerte de la AAA.

El campo, el capital, la pandemia, el mundo, la herencia, los golpes de estado, las traiciones, la lista podría extenderse mucho más, siempre la culpa la tiene otro. Por eso tal vez Alberto Fernández resistió vergonzosamente todas las humillaciones de la jefa. No quiere ser el primer peronista que deje el poder antes de tiempo.

El hecho de ser impunes, y de creerse impunes da lugar a dos apotegmas argentinos. “Peronistas somos todos” y “Argentina solo puede ser gobernada por un gobierno peronista”. La primera creo que tiene mucho de verdad, la segunda, está entrando en una crisis muy profunda.

“PERONISTAS SOMOS TODOS”

El pragmatismo que te genera la falta de culpa permite que cada uno pueda establecer sus propias reglas. Y su propio peronismo.  Entonces cuando mi amigo cruzó ese semáforo en rojo, una parte de su inconsciente justificaba su acto y reprimía el sentir que estaba violando una regla. De lo más chiquito a lo más grande, es cómo se mezclan los tres poderes que deben estar divididos para controlarse mutuamente. En argentina, como me dijo un ex empleado de la Casa Rosada, se puede fumar abajo del agua.

De esta manera, el menemismo fue borrado por el peronismo como un gobierno peronista, a pesar de que el riojano murió siendo parte del Frente de Todos. De esta manera la oposición debe tener una pata peronista, el peronismo “republicano”, que durante 12 años fue parte del kirchnerismo.

Ahora, la sociedad mayoritaria de la coalición de poder sorpresivamente ya no es parte del gobierno. Y hablan de la esperanza que brinda Cristina, como si ella no fuese parte ahora. Ese acomodaticio don que tenemos los argentinos, lo heredamos de Perón, e incluso los antiperonistas lo tienen.

Inclusive el hijo de la jefa dijo “el cambio somos nosotros”. Parecería increíble, pero la realidad es que a nadie nos sorprende, sin embargo, lo aceptamos. Como también en su momento, el peronismo se peleó con la iglesia, siendo que el propio perón dijera que su doctrina está basada en las encíclicas papales. Hoy, la cercanía con el Papa parece hacer retornar al peronismo a su origen eclesiástico. El otro pilar del poder peronista estaba basado en el ejército. Hoy símbolo de la derecha y la dictadura, como también lo son casi todos los opositores, “fachos” sin saber siquiera que significa esa palabra, y que cercana le es en realidad.

Por eso hay nacionalistas de derecha, nacionalistas de izquierda, progres de Palermo Soho, conservadores y hasta liberales peronistas. El peronismo da para todo. Y tiene lugar para todos, pero el poder no se reparte. El poder es de la Jefa. La reencarnación de Eva. Néstor fue la reencarnación de Juan.

“Argentina solo puede ser gobernada por un gobierno peronista”

¿Por qué entra en crisis esta realidad? Hoy en un teléfono celular tenemos 30 bibliotecas de Alejandría y aunque Gran Hermano siga dominando el rating, la gente ahora tiene la posibilidad de enterarse de las mentiras y tener un pensamiento un poco más crítico.

Si bien todavía es muy difícil generar un cambio cultural hoy cuando el presidente dice una cosa y a los dos minutos se contradice hoy se ve y se da a conocer por todos los medios posibles. A tal punto que esto hace crujir el interior de la coalición gobernante, porque se lanzan dardos a distancia y se pegan.

Además, el hecho que Mauricio Macri haya terminado su mandato fue un hecho inaudito en la historia reciente de la Argentina. Sin embargo, costó mucho que termine ese mandato, e incluso, este gobierno está sufriendo una erosión propia. Fue Cristina la que confesó que el manual de los saqueos es potestad de ellos.

Por eso el retorno de perón es un hito tanto para la izquierda y para la derecha peronista. Incluso luego de toda la sangrienta historia de los 70, ambos bandos luchaban por Perón. ¿Cómo le explicás a alguien que no es de acá que los montoneros luchaban en nombre de Perón luego de que este los echara y los mandara a cazar?

Finalmente, a pesar de que lejos del pensamiento de Perón estaba, solamente era una herramienta para generar las condiciones para su vuelta, la izquierda peronista, a partir del 2003 regresó al poder. Pero no en manos de los montoneros, si no en manos de un político que hizo plata en la dictadura, que fue menemista, pero cuando llego a la presidencia, acogió la izquierda y la bandera de los derechos humanos, porque “la izquierda da fueros”.

Por eso, el 17 de noviembre, se celebra la militancia a la religión, cuyo evangelio tiene un mandamiento fundamental. La culpa es del otro. Ese texto aún no escrito por ningún apóstol, es bien sabido por todos los argentinos.