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EL “FRACASO” DE MACRI

julio 2, 202316 min read

“El modelo de Bullrich es el que intentó Mauricio Macri. Ese modelo fracasó. Mirá como estamos hoy, siguiendo ese modelo”. Aunque parezca mentira, estas afirmaciones pertenecen a cierto candidato electoral cambiemita que nunca habla mal de sus aliados, según dice. Sin embargo, no me interesa polemizar aquí con él sino destacar el sentido común sobre el que basa sus afirmaciones: la idea de que el gobierno de Macri fracasó.

No es culpa de Larreta. Por lo menos, no es culpa solamente de él. Un vasto contingente de panelistas, intelectuales y opinólogos lo repiten sistemáticamente, dando por descontado la validez de lo que afirman sin demostrar: que el Gobierno de Macri fracasó. Los argumentos varían: que es el único presidente que se presentó a la reelección y perdió, que los corruptos terminaron sueltos, que su gobierno aumentó la pobreza y no bajó la inflación, etc.

La primera pregunta forzosa es: ¿con qué vara se mide el fracaso? Comparando los resultados de un gobierno, ¿con qué, con cuál parámetro? ¿Con las promesas electorales, las expectativas públicas o la realidad? Cualquiera entiende que un candidato presidencial tiene la obligación de ser optimista. Es difícil ganar una elección prometiendo sangre sudor y lágrimas; y en un país como la Argentina, acostumbrado al cortoplacismo, aún más. Todavía más imposible era lograrlo en la Argentina de 2015, un enfermo asintomático que tenía todos los indicadores macroeconómicos en rojo sin que esa realidad se hubiese aún reflejado del todo en el bolsillo de la gente. A este problema planteado por la realidad, Macri y Cambiemos le añadieron una estrategia errada: el duranbarbismo marcospeñista de los globos amarillos, el metro cuadrado mágico y la renuncia a la batalla cultural. De allí -y de la distorsión de algunas frases como la de “pobreza cero”, que el kirchnerismo hizo pasar como promesa a cumplir en cuatro años- surgió el abismo que separa lo obtenido en 2015-2019 de las expectativas generadas. De allí nace la idea del fracaso de Cambiemos.

Ahora bien, ¿fracasó, Macri? Veamos uno por uno los argumentos; primero de ellos: no fue reelegido, o aún peor, fue el primer presidente que se presentó a reelección y no reeligió. Ahora bien, dato mata relato, y los datos dicen que, en las elecciones generales de 2015, la fórmula Macri-Michetti obtuvo 8.601.131 votos, mientras que en las generales de 2019 la fórmula Macri-Pichetto fue votada por 10.811.586 electores; es decir: Macri sacó 2.210.455 votos más en 2019, y si no alcanzó fue porque, a diferencia de 2015, el peronismo fue capaz de ir unido y obtener el 48% de los votos y evitar el ballotage. El fracaso de Macri, ¿dónde está?

Además, la idea de que Macri fue incapaz de reelegir da por descontado un dato fundamental: si pudo presentarse a la reelección fue porque pudo terminar el mandato; algo común en los países avanzados como Chile y Uruguay, donde no hay peronismo; pero una rareza que en Argentina no se verificaba desde 1928, cuando Alvear fue el último presidente civil no peronista que terminó su mandato. Lo seguirían Yrigoyen, Frondizi, Illia, Alfonsín y De la Rúa; todos de origen radical y todos derrocados por el partido militar, el peronismo o la alianza entre ambos.

Terminar el mandato y aumentar el caudal electoral en dos millones de votos no habrá alcanzado para reelegir pero tampoco fue poca cosa. Si la oposición pudo parar en el Congreso las peores iniciativas kirchneristas y se presenta hoy unida y las mejores chances de ganar las elecciones 2023 se debe precisamente al 41% de las generales de 2019.

El resto de las objeciones apuntan a la gestión. Lo diré de manera provocativa: en la mayor parte de los aspectos de la gestión, el de Cambiemos fue el mejor gobierno de los últimos 50 años. Patricia Bullrich, en Seguridad y lucha contra el narco; Dietrich, en transporte, obra pública e infraestructura; Aranguren e Iguacel, en Energía; Malcorra y Faurie en Relaciones Exteriores; Ibarra, en Modernización. Un lujo. Hasta el rabino Bergman, tan criticado por sus fotos, puede mostrar resultados impecables en Ambiente y Desarrollo Sustentable: duplicación de los parques nacionales y áreas protegidas y triplicación del porcentaje de renovables en solo cuatro años. Las mejores gestiones en 50 años, y el que no lo crea, no se enoje: diga quién lo ha hecho mejor.

En cuanto a la objeción referente a Justicia: cualquiera entiende que no era atribución de Macri y Garavano meter presa a Cristina. Sin embargo, a pesar de un Poder Judicial y de un Comodoro Py mayoritariamente designados por gobiernos peronistas y de aquella Corte Suprema capitaneada por Lorenzetti, los logros no fueron pocos. Se sancionó una legislación penal innovadora que incluyó la ley del arrepentido y la extinción de dominio y permitió avanzar en causas como la de los Cuadernos y la de Vialidad, por la que Cristina Kirchner fue condenada. En solo cuatro años, Argentina pasó del puesto 107º en el ranking de Transparencia Internacional al 66º puesto (hoy hemos vuelto al 94º). Por la eficaz lucha contra la corrupción y el desmantelamiento de lobbies como los de la construcción y la farmacéutica, los costos de la obra y las compras públicas disminuyeron entre un 20% y un 50%. Y por el simple expediente republicano de mejorar la legislación y dejarles manos libres a los jueces, entre 2015 y 2019 hubo 74 detenciones de funcionarios, empresarios y políticos vinculados al kirchnerismo y se dictaron cinco prisiones preventivas a Cristina. De Vido, José López, Lázaro Báez, Cristóbal López, etc., estaban en prisión con Cambiemos, y ya salieron todos. El último fue Ricardo Jaime, principal responsable de la masacre de Once. Hablemos de lawfare, compañeros.

Lo sé: la objeción sobre el fracaso de Macri se refiere sobre todo a la economía. Tomemos como bueno este razonamiento, que juzga a un entero de gobierno sobre la base de lo hecho por uno de sus ministerios, y corrijamos el error de inicio: en 2015, todas las variables macroeconómicas estaban en rojo. La Argentina era un avión que aún no se había precipitado pero cuyo tablero de control indicaba todo tipo de emergencias: déficit primario, fiscal, comercial y energético; Banco Central con reservas negativas; atraso cambiario como el de la Convertibilidad y tarifario como el anterior al Rodrigazo. Creer que se podía corregir todo esto al mismo tiempo que se bajaba la inflación y la pobreza fue un error que tuvo consecuencias inevitables en el resultado electoral. Admitido esto, se puede tener una visión diferente del supuesto fracaso económico de Cambiemos.

Lo diría así: ese avión que venía cayendo sin que los pasajeros se dieran cuenta del todo fue aterrizado exitosamente por Prat Gay, Dujovne y Lacunza. Ciertamente, fue un aterrizaje de emergencia. Un ala se rompió, la otra se prendió fuego, los pasajeros se golpearon, hubo muchos heridos y todos insultaron al piloto… pero el avión no se prendió fuego como había hecho en 1975, 1982, 1989 y 2001. Y para julio de 2019, el mes antes de las fatídicas PASO, todo parecía encaminado: las reservas crecían y el dólar bajaba desde principios de año, el PIB crecía al 2,1% mensual, la inflación minorista era del 2,2% y la mayorista (0,1%) anunciaba que un largo año sin emisión monetaria había dado resultados. En aquel momento, descripto en términos apocalípticos por el perionismo, las reservas del BCRA superaban los 65.000 millones de dólares; el dólar valía 46 pesos y los depósitos privados eran de 32.000 millones de dólares, más del doble que hoy.

A pesar del retroceso que se originó a partir de aquel resultado siniestro de agosto, al final del mandato Macri había reducido el déficit fiscal en un 40%, dejando un país en equilibrio primario (0,4% de déficit), equilibrio energético (de 4.614 millones de dólares de déficit 2015 a 24 millones), superávit comercial de 15.990 millones con la soja a 346 dólares, y con 12.000 millones de dólares en reservas líquidas. Todos esos colchones que existían en la “tierra arrasada” de 2019 le permitieron a la Argentina superar la pandemia sin volar por los aires y la sostienen aún hoy a pesar de la ineptitud insuperable de este gobierno. Para fracasos, los de Cristina y Alberto, que volvieron a destruir la macroeconomía, al mismo tiempo que incrementaban la deuda y la pobreza a velocidad récord.

¿Aumento de la deuda, la inflación y la pobreza con Macri? Veamos. Es cierto que la deuda pasó de 240.665 millones de dólares a 310.882 millones. Pero también las reservas aumentaron: de 24.862 millones de dólares a 43.785 millones. El saldo desfavorable, de 51.294 millones de dólares, se explica fácilmente: la financiación por cuatro años de un déficit fiscal del 6,2% como el que dejó Cristina en 2015 implicaba un gasto total de 147.498 millones de dólares. La baja de gasto y déficit realizada por Cambiemos permitió que nos ahorráramos la mitad. En cuanto a la deuda con el FMI: representa apenas un 17% de la deuda total y se usó para pagar deuda anterior que estaba a tasas más altas; como lo demuestra el hecho de que entre 2018, año del crédito, y 2019, año de finalización del Gobierno, la deuda bruta argentina aumentó solamente 2.130 millones; lo que indica claramente que el crédito del FMI se usó casi completamente para pagar deuda anterior.

Que la inflación subió es un hecho, pero estuvo lejos de duplicarse, como pretende el actual gobierno. Para 2014, la inflación real era ya superior al 38%. En el año electoral del 2015 Cristina la bajó recurriendo al habitual método peronista: atraso cambiario y tarifario. De manera que entregaron un país con cepo cuya brecha cambiaria era del 50% y cuyas tarifas cubrían solamente el 14% del costo de la energía. Todo eso hubo que corregirlo. Salir del cepo nos costó una inflación del 34% en 2016, y la suba de tarifas y la corrida cambiaria de 2018 la llevaron arriba del 50%. Este sí fue un fracaso, ciertamente, pero el monstruo inflacionario estaba domado antes de las PASO 2019 en que decidimos ponernos en manos del cuarto gobierno peronista K que hoy la llevó por encima del 100% mientras volvía a las tarifas regaladas y a una brecha cambiaria del 100%. Hablemos de fracaso, compañeros.

Por último, la pobreza, que subió de 29,8% a 35,5% en medio de la mayor corrección macroeconómica realizada en Argentina sin que explotara el país ni estallara el Gobierno. Compárense esos cinco puntos porcentuales con la quintuplicación de la pobreza en los dos años que siguieron al Rodrigazo (1975), la cuadruplicación en los tres años que siguieron a la caída de la tablita de Martínez de Hoz (1981), la duplicación durante la hiperinflación (1989-90)y el aumento del 50% en un solo año del ajuste de Duhalde y Remes Lenicov (2001-02). Hoy, después de varios años con la soja por encima de los 500 dólares y habiendo pateado el pago de la deuda privada, la bomba de las Leliq y el pago al FMI al próximo gobierno, estamos claramente arriba del 40%, pero los aliados que nunca critican a nadie hablan del fracaso de Macri y de Cambiemos…

Fernando Iglesias
Fernando Iglesias

Diputado Nacional desde 2017, periodista y escritor.

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Fernando Iglesias

Diputado Nacional desde 2017, periodista y escritor.

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