En 2013 un ignoto Martín Insaurralde tomaba relevancia publica por ser el candidato Kirchnerista para enfrentar a la encarnación del neoliberalismo: Sergio Massa. Nueva años después Martín fue colocado estratégicamente por La Cámpora, tras el fracaso en las elecciones legislativas, como Jefe de Gabinete de Kicillof, que igualmente mantuvo su estructura con Carlos Bianco a la cabeza (el reemplazado por Insaurralde) de forma paralela, para contentar a los intendentes que estaban preocupados. Era el hombre de confianza de Máximo en la Provincia.
Insaurralde allá por el 2018 hablaba de la responsabilidad que tenía el peronismo de armar un frente electoral grande y hablaba de que “uno viene a la política para resolverle las cosas a la gente”. También trataba a Massa como un amigo entrañable, pero con el que no coincidía casi nunca políticamente. Qué favor que le hizo a su ex rival en medio de la campaña que ya venía torcida.
Era el hombre de confianza de Máximo en la Provincia.
En un país normal solamente las ostentosas vacaciones del Intendente en Licencia de Lomas de Zamora deberían ser motivo de una estrepitosa derrota por lo menos en Provincia de Buenos Aires de donde es Jefe de Gabinete y por transición, el hombre de Cristina en dicho distrito. Más allá de que el gobernador es uno de los mimados de la jefa, Insaurralde fue allí para controlarlo. Y aunque Axel no quería, este cedió.
Insaurralde ya había marcado tendencia en Lomas por su ostentosa forma de vida. Guillermo Viñuales, actual candidato a Intendente, se alejó del lado de Martín cuando este “se farandularizó”.
Muchos podrían decir que la vida privada de las personas no debería importarnos, solamente su vida pública. Pero ¿cuánto podemos separar la vida privada y la pública de un hombre tan relevante en el distrito más importante del país? ¿Cómo podemos separar, sin tener en cuenta las denuncias que ya recibió él, su ex mujer y Sofía Clerici, esas vacaciones con los números de pobreza que conocimos la semana pasada? ¿Cómo alguien que venía a renovar el peronismo, el partido de los pobres, en medio de una campaña mete semejantes vacaciones?
Está bien, desde Eva y Juan Perón a las carteras de Cristina y el éxtasis de Néstor, a la Ferrari de Menem y su pista de aterrizaje, los peronistas no le hicieron mucho honor a lo de “combatir al capital”. Pero resuenan tantas pintadas de “el lujo es vulgaridad” que hacen que este tema sea realmente bochornoso por donde se lo mire. Has lo que yo digo, vive con lo que yo te doy, pero yo soy el rey. Y estamos hablando de un intendente y alguien que, se dice, tiene mucho nexo con el sector del Juego en la Provincia.
Y “caray” diría Alberto, el presidente de la Legislatura es hombre de Insaurralde y candadito a intendente de Lomas: Federico Otermín.
Pero todo esto que terminó con Champagne en Marbella, empezó con Chocolate en La Plata. Es que el caso de las tarjetas del puntero del PJ saco a la luz otra cosa que siempre está de refilón en la vida institucional Argentina, pero no se toca el tema. La caja negra que es la Legislatura Bonaerense. Y “caray” diría Alberto, el presidente de la Legislatura es hombre de Insaurralde y candadito a intendente de Lomas: Federico Otermín.
Sea una “operación” o sea casualidad que todo tenga que ver con Insaurralde, esto nada más destapa una forma de ser de la política en general pero del peronismo en particular. ¿Quién va a ser el que destierre estás prácticas? ¿Massa, qué pidió la renuncia de quien dice ser su amigo entrañable y también le decía ser el gran neoliberal? Esto revela de manera descarada y obscena el cinismo del oficialismo. Es algo histórico, simplemente por una conjunción de hechos y tiempos, ahora les está explotando todo en la cara y no les da tiempo para taparse ni justificarse. La gente está abriendo los ojos. Sin embargo, el soberano hablará en 20 días y veremos si es el remake fulminante del cajón de Iglesias o simplemente una mancha más al Tigre?