Según la Licitación 31-0015 – LPU 22, a fines de noviembre del año pasado, el Servicio Penitenciario Federal aprobó la “adquisición de desayunos, almuerzos, meriendas y cenas con destino al complejo penitenciario Federal II de Marcos Paz”. Con una cantidad de presos que asciende a 2533, la licitación pública se la terminó quedando su único oferente: Compañía Integral de Alimentos.
Según los datos oficiales, alimentar a un preso en la citada cárcel de Marcos Paz cuesta 3621 pesos por día, lo que significa $108.630 por mes. El sueldo promedio en la Argentina no alcanza los 100 mil pesos y la jubilación mínima era de 50 mil pesos hasta que, la semana pasada, el gobierno autorizó un aumento del 17% más un bono por tres meses de 15 mil pesos cada 30 días.
O sea que, alimentar un preso en la cárcel federal de Marcos Paz nos cuesta 35 mil pesos mensuales más que lo que cobra un jubilado de la mínima.
El total del contrato firmado por el Servicio Penitenciario Federal asciende a la escandalosa suma de $3.348.001.947. No es poco.
Pero ¿cuánto se gasta en alimentar a presos de otras cárceles federales? En Ezeiza, el otro gran complejo del sistema carcelario argentino, el Estado invierte 24.690 pesos mensuales por preso, menos de un cuarto de lo invertido en Marcos Paz, ubicado a menos de 50 kilómetros del penal donde pasaron sindicalistas y ex funcionarios de la corrupción kirchnerista.
Según fuentes consultadas, la diferencia se justificaría por la calidad de la comida pero, según los menúes, las diferencias son nulas. Las comidas son 4: Desayuno, almuerzo, merienda y cena. Nada fuera de lo común. Nada especial. O sí. Un gasto superfluo y adicional en Marcos Paz.
Lo firmado el 23 de noviembre del año pasado, no deja de llamar la atención a empresas consultadas por este medio que suelen presentarse en las licitaciones de hospitales públicos y cárceles de la provincia de Buenos Aires.
Por si fuera poco, el promedio de gasto en comidas para un paciente de un hospital Público de provincia gobernada por Axel Kicillof es de 37.800 pesos, menos de la tercera parte de lo invertido en la cárcel de Marcos Paz.