No existe algo así como la “ética profesional de un delincuente”, pero existían no hace tantos años, algunas leyes implícitas entre los profesionales del hampa. Por ejemplo, no robar adentro del barrio, no golpear ni robar ancianos, etc. Este párrafo no busca para nada suavizar la delincuencia. Está mal robar a cualquiera, los códigos son para los mafiosos y ser mafiosos está mal. Pero estamos hace años inmiscuidos en un vale todo que va cada vez peor.
Tiempos mejores no eran los de antes, la humanidad avanzó muchísimo en torno al rol que las fuerzas de seguridad que eran un apéndice total de la delincuencia o el brazo armado de los políticos, a iniciar un camino de transparencia, al menos a nivel mundial. Pero ver la escena del jugador de futbol pegarle una patada en el piso a un árbitro, o que les roben bicicletas a los bomberos nos aleja de toda esperanza. La humanidad avanzo en torno a muchas cosas menos en ser justamente, más humanos.
LA PURGA
Hasta en la película la purga, donde a los ciudadanos de Estados Unidos se les da 24 horas para hacer lo que quieran por fuera de la ley, incluso el asesinato, hay leyes tácitas inviolables para los purgadores. Por ejemplo, a las unidades que están para asistir a las víctimas no se las toca. Hoy nuestra sociedad para ser un sálvese quien pueda sin mirar para el costado. La famosa solidaridad del pueblo argentino no está saliendo a flote. No hay ninguna inundación dando vuelta, simplemente más de la mitad de los chicos en Argentina son pobres y no hay canchas de River llenas para cuidarnos del frío.
Llego la hora de hacernos cargo que somos una sociedad de calculadores sociales sobre que ventaja puedo sacar sobre el otro y cómo hacerlo. Por algo sobran los Psicólogos y los Abogados en nuestro país. Debemos hacer un mea culpa, todos, y por lo menos, no disparar al carrito que atiende a los purgados. Sacarnos las vendas ideológicas de los ojos y entender que nos estamos jugando el país y el planeta que vamos a vivir. Ni siquiera el que le vamos a dejar a los niños. Porque como diría el gran irresponsable social Indio Solari, el futuro llegó hace rato.
