De Puerta 8 a Puerto Madero, de La Quiaca a Tierra del Fuego, la droga está en todos lados.
¿Cómo llegamos a un estado que nos pide que si compramos cocaína descartemos todo porque nos podemos morir? Desde Francia, EEUU, México, Chile, Uruguay y más países llegaron hasta Puerta 8 para lograr entender cómo se llegó a esto.
Yo, que vivo hace 32 años en el conurbano no lo sé, no creo que ellos puedan saberlo en una visita. La realidad que el tema no es si la cocaína estaba envenenada o mal cortada, o si era una guerra narco. Tampoco le importa mucho a esta altura a las víctimas (incluidas las miles y miles de familia que son destruidas por la droga) de quién es la culpa. ¿Ahora nos sorprendemos que en la argentina se toma falopa?
En todo el mundo se toma, en todo el mundo el narco es socio del estado y de la policía. Lo que pasa es que necesitamos echarle la culpa a alguien para no mirarnos la nariz. ¿En serio esto visibiliza que nuestro país se toma, y mucha, droga? ¿No lo sabían? Sobre todo, muchos periodistas explicando que el veneno es la droga. Se ve que no miran para el costado.
No es la idea quitarles responsabilidad a todos los niveles de autoridades, si no reflexionar sobre la hipocresía en la que vivimos. Ahora hablaremos una semana sobre la cocaína, dos como mucho, y luego pasa. Sin embargo, los adictos quedan, y se apilan, y si no reciben ayuda solo tienen tres destinos posibles, el manicomio, la cárcel o la muerte.
Es cierto, no ayuda para nada, que, desde el Gobierno de la Provincia, se lance una campaña de “Consumo Cuidado”. No se puede ser más o menos drogadicto y generalmente es un camino de ida, mala recomendación por parte del Ministerio de Salud de la Provincia.
Y tampoco puede ser motivo de orgullo, porque “se aplicó rápidamente un protocolo, demostrando la calidad del servicio de salud en la provincia”, es una tomada de pelo para todos los que están en el infierno. Y para los que se murieron.
El “consumo controlado” no existe, es una curita y una falsa ilusión que tienen los adictos de poder “pilotear”, como dicen ellos, la situación. Darle una falsa seguridad a la familia de que todo está bien, cuando todo está al borde del abismo.
Pudimos hablar con muchos consumidores y otros en recuperación. Todos dicen lo mismo: “Te roba el alma”. “Es el diablo”. “Es el infierno”. Y la que me pareció más terrible, “no puedo parar”.
¿No se dan cuenta? Personas que fueron internadas y externadas, volvieron a consumir la misma droga adulterada. ¿Eso no les hace pensar que esas personas tienen tomada su voluntad por esa sustancia? El problema parece ser otro, más que lo mal que cortaron la merca.
También es verdad, los pobres se mueren más que los que no. Porque están expuestos a este tipo de cosas. Porque son tomados como soldaditos, porque los meten presos, porque el consumo los lleva al delito, por miles de razones. Pero la droga, llega y afecta a todos los estratos sociales y está en todos lados.
¿Cómo llegamos a esto? No lo sé realmente, pero no hace falta extender mucho más esta columna sin sentido, vivimos en una Provincia, en un País, en un Planeta, FALOPA.