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La brillante mujer que descubrió los pulsares, excluida de los premios Nobel

junio 22, 20239 min read

La historia de la mujer que por ser estudiante y mujer fue excluida del Nobel que coronaba su histórico descubrimiento como el mejor en Física de 1974.

Era una nueva entrega de las Premios Nobel en 1974, cuando Anthony Hewish y Martin Ryle fueron galardonados en Física por el descubrimiento de los púlsares o estrellas de neutrones, pero… ¿Qué pasó con Jocelyn Bell?

Como hemos mencionado antes, los pulsares son uno de los objetos más peculiares del Universo, que permanecieron sin ser descubiertos por la humanidad, exactamente hasta 1967, cuando la científica Jocelyn Bell Burnell descubrió estos cuerpos cósmicos que canalizan partículas por los campos magnéticos de sus polos, generando haces de luz y emitiendo radiación electromagnética a través de cada uno de ellos.

Imagen ilustrativa de un pulsar.

Este tipo de estrella de neutrones cuenta con la masa de soles comprimida en una diminuta esfera y surgen de una estrella muy masiva que concluye con las fusiones de elementos químicos en su interior, como hemos hablado anteriormente, cesando la producción y transformación de energía para colapsar por su propia gravedad en una supernova.

La prodigiosa estudiante y la estelar mujer

Considerada, dentro y fuera de la comunidad científica, como la auténtica autora de este increíble hallazgo; es también reconocida y frecuentemente recordada en los medios por ello, pero no como una víctima de un posible machismo por parte de los Nobel frente a la mujer científica, sino como una mujer con enorme legitimidad a pesar de ello, y que mucho menos lo necesita, porque es capaz de valerse por sí misma sin necesidad de ningún galardón que la engrandezca o valide como profesional.

Jocelyn Bell Burnell en su juventud.

Con una pasión por la astronomía que nació luego de que su padre, arquitecto, trabajara en la ampliación del observatorio de Armagh durante su infancia, y graduada en la Universidad de Glasglow en Física a los 22 años, en 1965; Jocelyn Bell ingresó en la Universidad de Cambridge para doctorarse en radioastronomía, lo cual lograría en 1969.

Durante esto último, uno de sus trabajos consistió en la construcción de un radiotelescopio cuyo fin era estudiar los quásares, básicamente fuentes de radiación celeste muy intensa que podían parecer estrellas, descubiertos tan solo unos años antes en 1950.

Un día, en 1967, dio con una serie de pulsos de radio extremadamente regulares, un fenómeno que la desconcertó y la llevó a consultar con su director de tesis, Antony Hewish. Luego insistirle y estudiar este evento por varios meses, eliminando posibles hipótesis al respecto, llegaron a creer que estas señales o pulsos de radio detectados, de una duración tan corta y regular, podrían partir de alguna forma de vida extraterrestre, a la cual bautizaron “Little Green Men” o “Pequeños hombrecitos verdes”.

El famoso "Little Green Men"

Sin embargo, al continuar su análisis se dieron cuenta que había otros tres nuevos focos que emitían diferentes frecuencias y, fue entonces que concluyeron que se trataba de un fenómeno natural al cual hoy conocemos como pulsar, una estrella de neutrones que gira increíblemente rápido y presenta un magnetismo muy alto.

El hallazgo fue publicado en un artículo por la revista Nature, y debido a que Bell aún era “estudiante”, no podía ser premiada por dicha condición y solo fueron reconocidos Hewish y Ryle, quien también integraba el equipo del director de tesis. Destaquemos, de todas formas, que hasta 1974 solo 14 mujeres habían sido premiadas con un Nobel, y parecía ser algo que solo ocuria cada tanto cuando no había excusas para negarselos; por lo que resultó muy conveniente utilizar como excusa el carácter de estudiante de Bell como cortina para continuar posponiendo dar justo un reconocimiento a las mujeres de ciencia.

Antony Hewish recibiendo el premio Nobel de Física en 1974.

No por ello se desmerece a Hewish y Ryle, quienes llevaron a cabo junto a ella el estudio de este fenómeno pues ambos hicieron posible el resultado, si bien continúa siendo la física quien encontró los pulsos y los destacó como algo nuevo e inusual para la época. En cierta forma, estamos frente a la historia de una innovadora en los conocimientos astronómicos y de la física, que fue rebajada por ser mujer y estudiante.

Durante años, la comunidad científica cuestionó y criticó la exclusión de esta por parte de la academia, mientras que Jocelyn llegó a declarar que comprendía la decisión ya que “degradaría a los Premios Nobel si fueran otorgados a estudiantes de investigación, excepto en casos muy excepcionales, y no creo que este sea uno de ellos”.

Esto llegó a ser señalado por National Geographic, por ejemplo, como un posible síndrome del impostor el cual definieron como “fenómeno psicológico en que el sujeto es incapaz de aceptar sus logros por miedo a resultar ser descubierto como un fraude”. Es eso o total naturalización del machismo en una rama dura de la ciencia durante mediados del siglo XX, monopolizada por la figura masculina.

Prestigio al ‘pensamiento alternativo’

La también profesora de la Universidad de Oxford fue igualmente muy reconocida en el ámbito y por sus colegas, y en 2018 fue la ganadora del Breakthrough Prize en Física Fundamental, dotado con 3 millones de dólares, por su descubrimiento y liderazgo científico.

Sin embargo, Bell anunció que no conservaría esa suma de dinero y que destinará un monto íntegro para financiar investigaciones y crear becas para mujeres, comunidades minoritarias y estudiantes refugiados en el Instituto de Física del Reino Unido, alegando desde siempre que aquellos grupos denominados como minorías siempre aportan una “perspectiva fresca” y que, en realidad, “muchos descubrimientos vienen del pensamiento ’alternativo’”.

La gran precursora

Cien años antes de que Bell fuera desplazada del prestigioso premio de la academia, nació una mujer que se llevó puesto cada una de las reticencias de la academia sueca frente a la figura de la mujer de ciencia; e inició una nueva etapa para dichas como profesionales siendo, de hecho, la única persona en ganar dos premios Nobel; conocida como “la madre de la física moderna”: Marie Curie. Una historia para otra ocasión…

Victoria Sanagua
Victoria Sanagua

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