Recién terminado el debate presidencial se llenó de comentarios de las falencias de lo que Javier Milei, candidato por La Libertad Avanza, debería haberle dicho a Sergio Massa el candidato oficialista, ministro de Economía y quien verdaderamente lleva las riendas del país.
El mismo que le pidió la renuncia a Insaurralde, por irse de vacaciones con una modelo a Marbella y ostentando vulgaridad en medio de la peor crisis de los 40 años (dicho por el propio ministro), pero que no le pidió la renuncia “Conu” Rodríguez, implicado en un caso de espionaje que salpica de lleno a Máximo Kirchner.
La pos verdad kirchnerista es militar a un Massa amigo de Rudy Giuliani y que no levanta la bandera de “Palestina Libre”
¿Javier Milei tenía que “acorrarlo” a Massa con lo que todos ya sabemos? No hubiese ganado prácticamente nada. Porque al electorado no le interesó la corrupción de “chocolate” Rigau, ni el ya mencionado yate del ex Jefe de Gabinete de la Provincia de Buenos Aires. Como probablemente tampoco le importe la causa de espionaje.
También le dijeron que no le habló de la situación económica. ¿Qué argentino de clase baja o media no sabe de la crisis que hay? ¿Quién de esas personas no sabe que Massa es el ministro de economía? De vuelta, no habría servido de nada.
En cambio, Massa decidió llevar la campaña del miedo para acorralar a Milei y hacerlo enojar. Con cosas que Milei realmente nunca dijo. Como arancelar la salud, la educación o la quita inmediata de subsidios al transporte. Milei con una simple frase tiró todas las mentiras de Massa: “Mi proyecto de país es el que yo cuento y no tus mentiras”.
El peronismo es hablar de derechos humanos, pero olvidarse que Kosteki y Santillán llevaron a ponerle fin al gobierno de Duhalde.
Claro está que, para el análisis entero del debate, probablemente Massa estuvo más “políticamente sólido”, con cara de piedra, con una coreografía prepara da para el cierre final y por otro lado se notó a un Milei “poco preparado”. Sin embargo, y a pesar de las tantas editoriales que hice aquí contra Milei y su autoritarismo, ayer quedó demostrado que Massa es por varias cabezas mucho más autoritario que el libertario.
Este debate dejó en evidencia lo que cada elección deja en evidencia. El peronismo es la esperanza continua de un futuro mejor, solo sostenible si el presente siempre es crítico. La pos verdad de Massa es echarle la culpa a la sequía de la inflación y no agradecerle las impresionantes condiciones favorables que tuvo Néstor Kirchner para financiar la fiesta que duró del 2003 al 2011.
Es el famoso “ah, pero Macri” y no hablar de la mega devaluación de Remes, Duhalde y Lavagna que llevaron al 50% de pobres en Argentina. Es hablar de derechos humanos, pero olvidarse que Kosteki y Santillán llevaron a ponerle fin al gobierno de Duhalde.
Las pos verdad de Massa
La pos verdad de Massa es plantear que él es la solución a los mismos problemas que él está generando. Massa aplicó un mega torniquete que paró la economía hasta el 19 de noviembre y le echó la culpa al FMI, el mismo que lo sostiene en el poder. La pos verdad kirchnerista es militar a un Massa amigo de Rudy Giuliani y que no levanta la bandera de “Palestina Libre”.
Mientras que a los que pedimos una política de seguridad como la que llevo a cabo al ex gobernador de Nueva York o que estamos junto a Israel en su lucha contra el terrorista, somos neo fascistas, pero con Masa se mira para el otro lado. Es que el peronismo es un verdadero elige tu propia aventura. Por eso desde mi punto de vista, es sumamente injusto reclamarle a Milei que no le repita en la cara las verdades que vemos todos los días, es más, se lo resumió en una sola palabra. “Pinocho”.