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La radioactiva “madre de la física moderna”

julio 3, 202310 min read

En un ámbito que, por siglos, estuvo gobernado por el machismo, la dos veces galardonada con el premio Nobel fue pionera consolidar de forma justa a la mujer en la ciencia.

Maria Salomea Sktodowka, mejor conocida como Marie Curie, es la mujer más famosa de la historia de la ciencia y fue la primera y única persona en ganar dos premios Nobel, el primero en Física junto a su esposo, Pierre Curie, en 1903; y el segundo en Química en solitario en 1911.

Marie nació el 7 de noviembre de 1867 en Polonia y fue licenciada en Física y Matemáticas gracias al “pacto de las damas”, un trato contraído con su hermana en el que ambas se comprometían a solo enfocarse en sus estudios que llevaron a cabo en París, durante lo que conoció a su esposo, también dedicado a la ciencia, Pierre Curie, con quien se casó en 1895 y junto al que tendría dos hijas llamadas Irene y Eve Denise.

En la comunidad científica, sus investigaciones son consideradas pioneras al igual que letales ya que el matrimonio no estaba al tanto de la peligrosa radiación a la que se exponían, por lo que se cree que la anemia aplásica que causó la muerte de Marie podría haberse debido a los elementos que manipuló por años en su laboratorio, tales como el polonio, el radio o el titanio.

Tanta fue la radiación en su cuerpo y en de su esposo que sus ataúdes están sepultados y sellados con una pulgada de plomo como aislante al igual que sus libros, que solo pueden ser consultados usando un traje especial; y así será por los próximos 1.500 años cuando finalmente los átomos de radio se desintegren.

La foto más famosa de la historia de la ciencia

Considerada la más emblemática de la ciencia, esta fotografía grupal fue tomada en la quinta Conferencia Solvay en 1927, la cual reunió a la generación de oro de grandes figuras de la ciencia como Albert Einstein, Erwin Schrödinger, Niels Bohr y muchos otros; pero también sentada entre todos ellos, una mujer; Marie Curie. Y así fue como un simple momento trascendió en la historia.

Para muchos podría ser solo una foto, pero representa más que eso. Marie Curie era un símbolo, y ese un llamado de atención al mundo que gritaba: “las mujeres pueden hacer ciencia”, “las mujeres pueden ser reconocidas por ello”, “las mujeres de ciencia existen”. Pensar tan solo que, en sus comienzos, Marie debió pelear por ser postulada como la autora de cara a los Nobel de 1903 y tuvo la suerte de ser apoyada por su esposo, lo mínimo e indispensable que se podría esperar, claro; aunque muchos insistieron en que Pierre figurara como principal y su esposa solo como secundaria.

Una mujer entre tantos notables hombres de ciencia. Finalmente, una mujer había llegado y se había vuelto tan indiscutiblemente excepcional que nadie pudo negarle estar allí, así como tampoco pudieron negarle los dos premios Nobel, porque a veces parece que se necesita ver la cumbre máxima del talento para que un grupo pueda hacerse ver. Y así fue con la mujer en la ciencia. Otro gran paso que abría la puerta a un ámbito, por años, prohibido.

Tal como destaca el multimedio internacional, National Geographic en “7 veces en las que Marie Curie fue la primera de la historia”, esta también fue la primera mujer en enseñar y ser directora en un laboratorio en la prestigiosa Universidad de la Sorbona, así como en ser sepultada en el Panteón de París. En cierta forma, resaltan como se volvió casi un fenómeno de culto científico, aunque esa admiración y justo respeto tardó en extenderse hacía el resto de las mujeres, siendo tomada por mucho tiempo como un hecho aislado y no como una prueba de lo excepcional que puede llegar a ser una mujer en la ciencia.

Sin embargo, el medio da cuenta de otra cosa que también daba mucho por entender, “tuvo que «esperar» 61 años después de su muerte para ser trasladada a este panteón”, porque claro, admitir a una mujer como ciudadana ilustre de Francia y darle el “honor” de ser sepultada en el Panteón, no habrá sido fácil, ni siquiera tratándose de Madame Curie.

Irene e Eve Curie, la continuación de un legado

La mayor de las hijas del matrimonio Curie, Irene Joliot-Curie, creció rodeada de ciencia por la profesión de estos y desde de la sorpresiva muerte de su padre, atropellado por un carruaje en 1906; ella y su hermana Eve comenzaron su educación en la “cooperativa de enseñanza”, creada por Marie y sus amigos universitarios, quienes daban clases de acuerdo a su espacialidad.

En 1914, ingresó a la Facultad de Ciencias de la Universidad de París para estudiar Física y Matemáticas, pero durante 1916 apoyó a su madre con un servicio de radiología en el ejército, en el transcurso de la Primera Guerra Mundial; desarrollando juntas dispositivos de diagnóstico de rayos X en hospitales militares, por lo que recibió una Medalla Militar.

Obtuvo su doctorado en Ciencias en 1925, tras ser asistente de su madre en el Instituto de Radio de París o Instituto Curie, como es conocido actualmente, donde conoció a Frederic Joliot, un joven proveniente de otra familia notable en ciencia, con quien se casaría al año siguiente.

 Marie falleció de leucemia en 1934, algo muy común en quienes trabajaban sin protección frente a la radioactividad, sin poder ver como su hija hacía honor a su legado y se convertía en la segunda mujer galardonada en Química, en 1935, por descubrir junto a su esposo la radioactividad inducida o artificial.

Irene murió de cáncer en 1956, a los 58 años, pero fue otra gran activista por los derechos de las mujeres siendo una de las tres primeras mujeres en formar parte del gobierno de Francia, en su caso, como Subsecretaria de Estado para la investigación científica del Frente Popular.

Por su parte, la segunda hija, Eve, sería la escritora de la célebre biografía de su madre, titulada Madame Curie, que fue recientemente adaptada al cine en 2020. Fue actriz hasta el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, durante la que trabajó para los Aliados, escribió una crónica de sus viajes sobre los frentes, y le fue concedida la Cruz de Guerra.

Ella y su esposo, Henry Labouisse; galardonado con el Nobel de la Paz y presidente de UNICEF por 15 años, fueron reconocidos por sus tareas humanitarias, y Eve fue ascendida al rango de Oficial de la Legión de Honor en 2005, dos años antes de su fallecimiento con 102 años.

Desde las “brujas” de la Edad Media quemadas en la hoguera a Hipatia de Alejandría, la primera mujer reconocida en la historia como astrónoma, brutalmente asesinada por cristianos que la consideraban pagana; la ciencia se mostró repelente a dar un lugar justo a la mujer y la sociedad o religiones a aceptarlo.

Pero Curie no podio permiso, Curie lo demostró y los dejo con la boca cerrada. La mujer que vivió rodeada de radio, fascinada por este, dijo en una ocasión, “nada en este mundo debe ser temido, solo entendido”, pues las mujeres fueron temidas por muchos años, vistas como una amenaza, ninguneadas y aisladas como si fueran, irónicamente, radioactivas.

Victoria Sanagua
Victoria Sanagua

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