La guerra de Malvinas es uno de esos temas que generan unión popular. “De los pibes de Malvinas que jamás olvidaré”, dice el nuevo himno popular, luego de la obtención del título del mundo. Falso patriotismo es el de la selección al igual que un conflicto bélico que jamás debió ocurrir, salvo porque en la mente de un dictador borracho se le ocurrió que así iba a lograr el mayor consenso para intentar mantenerse en el poder. Y por unos meses así fue.
“Gatieri, cagón, salí al balcón”, se escuchaba en la Plaza de Mayo. La misma que se volvía loca cuando el alcohólico dictador decía “si quiere venir que vengan, le presentaremos batalla”. Malvinas es una de las pocas veces donde un presidente, de facto o no, acumuló casi el total del poder. Y cómo se logra eso, con una homogénea opinión pública. Medios, intelectuales, deportistas, artistas, políticos, todos en su gran mayoría, apoyaron la ocupación del 2 de Abril de las Islas Malvinas.
Eran chicos, fueron héroes
Algo que enoja a los ex combatientes es que les digan chicos. Pero también enoja a los falsos patriotas, que no pueden poner en contexto la guerra. Eran chicos de 18 años, con la Colimba hecha, punto. Luego, su bravura en la batalla los llevo a ser considerados héroes. Pero durante años y años, la postguerra se llevó más vidas que la guerra misma. Los héroes al día de hoy no tienen la contención suficiente que merecen por haber sido llevados a una guerra sin sentido desde el punto de vista estratégico ya que nunca se podría haber ganado, si es que hay vencedores y no solo vencidos en una guerra, y con el único propósito que tenía que era ser el manotazo de ahogado de una dictadura en retirada.
En tres meses la eufórica arenga a Galtieri, terminó con una apertura democrática que iba a poner un presidente democrático en 1984. Malvinas fue la demostración que los militares llegaron al poder no para “aniquilar a la guerrilla” si no como su último intento de perpetuarse en el poder. Malvinas fue la peor tragedia que vivió nuestro país. Malvinas fue de lo único que no hablan los nuevos intelectuales de derecha, que le bajan el precio a la dictadura, diciendo que cometieron excesos en una guerra contra la subversión. Dejar estaqueados, muertos de hambre y frío en las islas ¿también fue un exceso?
Decir todo esto, suele no resultar gratis, porque enoja a los dos lados de la grieta. El falso nacionalismo llevó a Argentina a una guerra sin sentido. El mismo que llevo a la guerra que hoy vivimos entre Rusia y Ucrania. Honor y gloria a los caídos en combate y a los sobrevivientes, por su puesto. Pero ellos fueron la carnada de una falsa soberanía. Esto lo demuestra cuando salimos como locos a combatir a una potencia de la OTAN que ocupa unas Islas del Atlántico Sur, o a la guerrilla urbana, pero no salimos a combatir a los narcos o a los mapuches que también amenazan la soberanía.
Cuando los argentinos decidamos que tipo de país queremos tener, podremos sanar todas estas heridas y mirar a un futuro de prosperidad. Mientras tanto. Veremos como perdemos soberanía, mientras con cartelitos los 2 de Abril, o los 9 de Julio, juramos defender nuestro territorio.
