El 24 de marzo de 1976 los militares tomaban el poder por última vez en nuestro país. El último intento del partido militar por ser parte de la vida política de nuestro país. Miles de muertos, crisis económicas y una guerra injusta e innecesaria los desterraron por siempre de las aspiraciones de poder. Pero desde hace un tiempo este período es utilizado por todos los sectores para hacer su propia reinterpretación de los hechos y favorecer su posición.
Que la violencia política y el terrorismo de estado arrancaron antes de 1976 para cualquiera que haya leído un libro de historia es una verdad de Perogrullo. Decir que el período que comenzó en 1976 fue una simple continuación de lo que el tercer peronismo había iniciado es una simplificación. Entender que los uniformados tomaron el poder para instaurar una economía de libre mercado es un ignorante entendimiento de los hechos históricos de nuestro país y un desconocimiento del pensamiento de las fuerzas armadas. Decir que los militares cometieron excesos en la lucha contra la guerra, es sencillamente ser un hijo de puta.
Dejen a los muertos en paz
De derecha a izquierda justifican y lloran muertes como si fuese una banalidad. La guerra de Malvinas aparece generalmente como un hecho aislado de la dictadura. La cantidad de atrocidades y violaciones a los derechos humanos que causaron los militares no encuentra justificación alguna. Desde los secuestros, robos de bebés, las torturas, las picanas y submarinos y el ya mencionado conflicto bélico no justifica ningún derrocamiento de la guerrilla. Lejos de eso, el accionar del gobierno de facto indica que lo que querían era el poder.
Para fines de 1979 los únicos que ejercían el terror eran los militares. La excusa de la guerra civil es una vil mentira. Por más que montoneros, el ERP y el resto de los terroristas se auto percibían como ejércitos regulares, eran bandas de forajidos con cierta organización y ayuda de Cuba, no llegaban a compararse con el poder del estado. Nunca tuvieron una chance de llegar a su cometido. Tampoco eran jóvenes idealistas que soñaban con cambiar el mundo. Eran grupos de ciudadanos que se armaron e intentaron tomar el poder por la fuerza. Pero cuando estos cayeron, los militares no quisieron soltar el poder. Por eso, el aniquilamiento de la guerrilla fue una simple excusa para los militares. La que necesitaban para volver a poder después de tantas trastadas.
Mucho se escribió sobre las causas que llevaron al golpe del 76. Del terrorismo de estado llevado adelante por el gobierno constitucional de la presidente María Estela Martínez de Perón comandado por el poco poder político que le quedaba en lo oficial y comandado por López Rega en la clandestinidad. La realidad que, si no era este el contexto, los militares hubieran encontrado otra excusa para llegar al poder y posiblemente hubieran perpetrado la misma clase de crímenes. Por eso, dejen a los muertos descansar en paz.