Una invasión rápida, relámpago para desnazificar a
Ucrania pensaba Vladimir Putin hace casi un año. Vaya paradoja, el mismo tipo
de guerra pensaba Hitler en Europa a fines de la década del 1930.
Desde Ucrania y desde este medio se alertaba que Rusia
muy probablemente finalmente se decidiera, no lo veía así nuestro presidente Alberto
Fernández que días antes de la invasión invitó al titular del Kremlin
a que Argentina sea el patio de entrada de Rusia a Latinoamérica.
Fue así como el 24 de febrero comenzó la invasión.
Hasta ahora, lo único que consiguió el querido Vlad fue
alzar a Volodimir Zelensky como un líder mundial, acercar más a Ucrania a
occidente, acrecentar la grieta entre oriente y occidente y por supuesto, miles
de muertos, millones de refugiados y una crisis económica mundial luego que el
mundo comenzaba a recuperarse de la pandemia por coronavirus.
Según indicó la ONU al menos habría 7110 civiles
muertos, 11547 heridos, más de 18 millones de refugiados o desplazados y 65 mil
crímenes de guerra rusos denunciados por Ucrania. A esto se le puede sumar
más de 700 ataques a instalaciones sanitarias y a 300 escuelas.
Además, a nivel económico, generó una inflación inusitada en
los últimos años. Esto se debe a los roles estratégicos que Rusia y Ucrania
tenían hasta la guerra en el mundo. El primero era clave en el abastecimiento
energético mundial, pero sobre todo de Europa. El segundo era conocido como el
granero de Europa, por su gran producción de granos.
Desde la anexión de Crimea y los “rebeldes” pro-rusos de
la región del Dombás Vladimir fue planificando su reunificación rusa y sus
sueños húmedos de convertirse en un Zar.
Pero los sueños de una guerra relámpago, las amenazas de
bombas nucleares, y de congelar a Europa, a Putin se le
congelaron, vaya paradoja. Ya sea por la ayuda que recibió Ucrania de un
occidente que no se atrevió a volcarse de lleno al apoyo de los ucranianos, por
la “bravía” que supuestamente tienen los ofendidos o a la incapacidad de Rusia,
lo que revelaría que el poderío inicial no era tal, la guerra va cumplir un
año.
Según se informan desde distintas fuentes en Europa, existe
el rumor que Rusia intentará su “ataque final”. Una constante de estas
autocracias como la de Putin, es la mentira como patrón. Por eso existe
la tentación de la moraleja de los cuentos infantiles, esa que recitaba que
cuando digas la verdad, nadie te va creer. ¿Y si esta vez es verdad y Putin
tira el resto contra la resistencia del invadido?
¿Qué pasa si sale bien? ¿Qué pasa si sale mal? Lo cierto es
que este plan viene hace mucho más que un año. Desde la anexión de Crimea y
los “rebeldes” pro-rusos de la región del Dombás Vladimir fue planificando su reunificación
rusa y sus sueños húmedos de convertirse en un Zar.