Así lo afirma el diario el País de España, crecería 0.2% menos de lo que esperaba el organismo para Latinoamérica y el Caribe. El promedio de crecimiento sería de 1.6% según el Fondo Monetario Internacional.
Nuestros vecinos
Argentina espera un crecimiento de 0.2% para el 2023. Mejor que el menos uno que se pronostica para nuestros vecinos andinos. El país gobernado por Gabriel Boric no para de pasar zozobras y tendría una tasa negativa en su proyección económica. Colombia lo haría al 1% , Perú al 2.4%, Ecuador al 2.9% y Bolivia al 1.8%.
Venezuela lo haría al 5% que junto a Paraguay (4.5%) serían los países con mejores proyecciones, aunque con realidades totalmente distintas. Uruguay bajaría del crecimiento que tuvo en 2022 para quedar con un 2%, pero volvería a subir en 2024.
Los cisnes negros y grises
El mundo sin dudas se está reconfigurando después de la pandemia por Covid-19. A eso se le sumó la guerra con Ucrania. Es la excusa de todos los países para la inflación y la crisis. El breve y poco severo colapso de bancos producido por la suba de tasas en Estados Unidos, podría decirse que fue un evento poco probable de predecir. Eso es un Cisne Negro, tal cual lo explica el magnífico Nassim Taleb.
Sin embargo, no es necesario ser un experto en política internacional, para entender que lamentablemente estos hechos se van a acelerar en los próximos años. La nueva andanada nacionalista, encabezada por Rusia y por China, pero también agitada por algunos países europeos y por parte de Estados Unidos hacen un complejo panorama internacional. A ellos hay que sumarles Irán y Venezuela que a pesar de su distancia discursiva tienen mucho más que ver con Donald Trump y Bukele de lo que parece.
Por ende la tensión entre China y Estados Unidos puede pasar de provocaciones a la acción por un simple movimiento en falso y, de esta manera, ocasionar un conflicto bélico de consecuencias económicas y sociales incalculables. Ese sería el peor escenario pero hay otros intermedios no tan drásticos, pero si dramáticos.
Por su parte, Biden no hace más que demostrar su ineficiencia siendo una de las peores administraciones de la historia de Estados Unidos y así se refleja en sus encuestas. Todo esto presenta un panorama ruidoso para la región donde parecen destacarse aquellos países que, a contramano del mundo, se abren en lugar de cerrarse.