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¡POBRE ALBERDI!

octubre 15, 202312 min read

BREGMAN, MASSA Y MILEI EN EL DEBATE PRESIDENCIAL

Lo contrario de una estupidez suele ser otra. Una verdad de perogrullo que casi el 30% de los votantes argentinos no han tomado en consideración. Así, las catástrofes causadas por veinte años de gobierno hegemónico de unos dementes que creen que todo es política y que es posible ignorar las leyes de la economía sin pagar costos han llevado muchos a pensar que es razonable votar a otros dementes que creen que todo es economía y que es posible ignorar gratuitamente los mecanismos de la política. Todo se basa, por supuesto, en el enorme desprestigio causado por estos últimos treintaicuatro años de democracia sin república, de los que el peronismo ha gobernado veintiocho y ha hecho todo lo posible para no dejar gobernar los otros seis.

Muchas veces me he preguntado de dónde sale el desprestigio de la política y, particularmente, del Parlamento, esa institución republicana que Tocqueville consideraba “el corazón palpitante de la democracia”. El reciente debate presidencial ha dado una respuesta contundente a esa pregunta. Ya sé que parece que hubiera transcurrido un siglo, pero ocurrió hace apenas una semana, y la actuación de tres de los cinco postulantes, dos diputados en ejercicio y el reciente presidente de la Cámara de Diputados, dejó abundante material para el escándalo, más que para la reflexión.

¡Pobre Alberdi! Pobre Alberdi, que no solo diseñó la estructura institucional de la Argentina sino que fue él mismo diputado al Congreso NacionaL. Quienes tenían a cargo su representación en el debate del domingo pasado lo humillaron llenando sus discursos de mentiras y distorsiones de los hechos, dando un perfecto ejemplo de cómo destruir el debate público. La peor, si esto es posible, fue la diputada Bregman, cuyo discurso justificatorio de los aberrantes crímenes cometidos por Hamas en Israel merece todo el repudio. Es cierto: el trotskismo siempre fue irracional, sectario, delirante, antidemocrático y totalitario; pero al menos era internacionalista y pretendía encarnar el rostro humano de la revolución. Ya no es así. Hoy se ha rendido al nacionalismo populista en todos los terrenos. En Argentina, son el furgón de cola del peronismo; los piqueteros tirapiedras que se encargan del trabajo sucio que no quieren hacer los gordos de la CGT. En el mundo, son los justificadores del terrorismo violador de mujeres y degollador de bebés. Por eso le propuse a Bregman pagarle el pasaje hasta la franja de Gaza, para que concurra con su pañuelo verde a hablarles de feminismo y aborto a los teocráticos medievales que apoya con sus peros y sus excusas.

La deuda con el Fondo representa solo el 11% de la deuda bruta argentina

El otro que dio vergüenza fue, cuándo no, Sergio Massa, ex presidente de la Cámara y jefe de su actual presidente, la negligente Cecilia Moreau que dejó a millones sin vacunas Pfizer para que no nos embargaran los glaciares… Es difícil elegir entre la batería de mentiras proferidas por el gran Serge, pero hay dos que merecen especial de consideración. La primera, la excusa permanente de las catástrofes generadas por su gestión (triplicación de la inflación y del precio del dólar y 1.600.000 nuevos pobres en un año) con el cuento del FMI.

“Ah, pero el FMI” es otra gran mentira: la deuda con el Fondo representa solo el 11% de la deuda bruta argentina y se empleó enteramente en pagar deuda anterior contraída por el kirchnerismo. Es fácil comprobarlo comparando el nivel de endeudamiento de 2017, antes del crédito (Us$323 mil millones) y el de 2019 (us$313 mil millones), al terminar el gobierno de Cambiemos. Además, el actual gobierno no pagó un solo peso de esa deuda -ni a los acreedores privados, que fueron defaulteados, ni al Fondo- sino que la aumentó en 80.000 millones de dólares, sin contar Leliq. Insisto: al FMI no se le pagó ni un peso. Todos los pagos efectuados se hicieron tomando deuda con el propio FMI.

La otra idea absurda de Massa es la de pretenderse ajeno a un gobierno que solo fue posible con su aporte electoral, y del que fue siempre funcionario y es el principal referente. Él mismo lo admite cuando alardea de haberle pedido la renuncia a Insaurralde. ¿En carácter de qué un ministro de Economía puede pedirle la renuncia al jefe de gabinete de una provincia sino como lo que Massa es hoy, un presidente de facto llegado al cargo por la renuncia implícita de Alberto y de Cristina? Mientras tanto, el gobernador Kicillof está pintado: un ministro del Gobierno nacional le maneja el gabinete. El federalismo más loco del mundo.

Finalmente, el otro diputado en ejercicio: Javier Milei. Nunca fuimos amigos pero lo respetaba. A pesar de nuestras muchas diferencias. Por eso me pregunto: ¿en qué lo han convertido? ¿En el aliado de los Massa y los Barriosnuevos? ¿En el plan B del peronismo en desgracia? Siempre pensé que un gobierno de Milei, si existiese, acabaría en un desastre por su inexperiencia, su subestimación de la política, su patética improvisación y su falta completa de estructura de poder. Un gobierno surgido de un bloque parlamentario de tres diputados; uno de los cuales se propone como presidente; otra, como vicepresidente; y otra, como gobernadora de una provincia que suma 40% de la población y del PBI. Tres diputados. Tres. El resultado inevitable de pensar que es posible gobernar la Argentina con tres diputados es que las listas se las termine armando Sergio Massa, la recaudación de fondos quede a cargo de Barrionuevo y el gobierno, si desgraciadamente sucediera, en manos de lo más rancio del peronismo, siempre pronto a cooptar fuerzas liberales para después destruirlas. María Julia Alsogaray.

¿En qué te han convertido, Javier?

La alianza entre La Libertad Avanza y el massismo, hasta ayer en el ámbito de la sospecha, es ahora inocultable. Y la presencia de Barrionuevo, futuro encargado de los planes sociales, lo hace todo todavía peor. Es que nadie puede aliarse con la mafia y creer que le va a salir gratis. Y en efecto, Milei ha debido pagarla inmediatamente apostando su reputación: la mentira infame de que Patricia Bullrich colocaba bombas en jardines de infantes es la firma autenticada del acuerdo entre quienes se dicen liberales y la corporación sindical. El contraste es enorme, además, con las declaraciones del propio Milei sobre la corrupción de Cristina. “No pienso habla de eso. No voy a caer en la trampa. Que decida la justicia”, fueron sus recientes declaraciones. Pero la justicia ya decidió, condenando a Cristina por una causa menor, y sigue avanzando en todas las otras. Además, que actúe la justicia no implica que no se pueda hacer un juicio político basado en lo que conocemos y hemos visto: la caja de seguridad de Florencia Kirchner con cinco millones de dólares; el secretario de Obras Públicas José López con un arma larga y un bolso con nueve millones de dólares en la puerta de un convento; los hijos de Lázaro Báez contando fajos de dólares en la Rosadita. Sobran las pruebas de la corrupción del kirchnerismo. Pero son todos lo mismo, la casta y ñañañá. ¿En qué te han convertido, Javier?

La semana transcurrida desde el debate nos ha traído una nueva confirmación del pacto Massa-Milei: su conspiración común contra el peso y los salarios y jubilaciones de los argentinos. El Plan Platita de Massa votado por Milei con la excusa de la baja de impuestos, cuando esa baja de impuestos sin disminución del gasto fiscal no puede llevar sino al aumento del peor de los impuestos: la inflación. Y mientras Massa financia su campaña electoral con la maquinita, el candidato Milei hace declaraciones irresponsables que alientan el fuego de la inflación. “El peso tiene que valer menos que el excremento”, dijo, apostando a desatar una hiperinflación que le permita cumplir con su obsesión dolarizadora, y completamente indiferente a los salarios y las jubilaciones argentinas, que están hechas de pesos.

Con estos conductores, la economía argentina es un auto que se dirige hacia la pared de la hiperinflación. No importa la velocidad del último año (139%) sino su velocidad actual: 12,7% mensual, que en 12 meses significa 418%. No sube el dólar: cae el peso. Y con el peso caen los ingresos de todos los que cobran en pesos. Hoy, el salario mínimo es de 132 dólares y la jubilación mínima, de 87 dólares. Récord histórico. Y mientras el peronismo ajusta su plan A y su plan B para las elecciones generales del 22 resuena melancólica una frase de la marchita: “La Argentina grande con que San Martín soñó es la realidad efectiva que debemos a Perón”.

Fernando Iglesias
Fernando Iglesias

Diputado Nacional desde 2017, periodista y escritor.

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Fernando Iglesias

Diputado Nacional desde 2017, periodista y escritor.

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