Ante una semana llena de suspicacias River e Independiente fueron “para adelante” y borraron cualquier tipo de suspicacias.

La picardía es algo que lamentablemente nos enorgullece. En la sociedad, pero sobre todo, en nuestro máximo ícono cultural. El Fútbol.

Si Independiente y River le sacaban puntos a Boca y a Racing, ambos le servían en bandeja la liga a su máxima y eterno rival. Hoy le tocó a Boca ser campeón, Racing estuvo a nada de serlo, erró un penal en el final del partido. Es fútbol, donde cualquier cosa puede pasar y es lo que lo hace un lindo deporte.

Transpolar la definición de un campeonato ala sociedad puede ser algo aventurado, pero que hinchas y jugadores, no hayan hecho lo que históricamente pasó (sobran ejemplos) es una esperanza, una ilusión, algo muy lejos de materializarlo al resto de la sociedad, pero que dejemos de lado una ventaja “ilícita” por un bien personal, es algo un tanto inédito entre nosotros.

¿Cuál es el mérito personal? Bien sabido es que la derrota del rival es casi tan valorada como una victoria propia en el folclore futbolístico de todo el mundo.

Alberto Fernández dijo que no es un delito saltarse la fila, puede ser, pero marca la actitud moral de una población. Seamos sinceros, si nos podemos saltar las reglas lo hacemos, siempre confiados en que no pasa nada si lo hace uno mismo. Siempre quejándonos si lo hace otro.

Los planteles de River e Independiente le dieron una lección importantísima a la sociedad, a veces el camino correcto es duro y de sabor amargo, pero es lo que hay que hacer, porque cuando le toca a uno somos los primeros en poner el grito en el cielo. Ojalá, como sociedad la tomemos.