La bipolaridad Estados Unidos – China que llegó a convertirse en una segunda Guerra Fría hoy pierde terreno como la principal disputa mundial. Emerge África a los tumbos, se estanca Latinoamérica, cae China, Estados Unidos pende de alfileres y la Unión Europea busca su identidad. ¿Qué tipo de liderazgos emergen de esta situación?
DEJAMOS EL BINARISMO DEL PRIMER SIGLO XXI PARA ENTRAR AL MULTIVERSO IDEOLÓGICO.
Hace no mucho Joe Biden, presidente de los Estados Unidos dijo que la batalla ya no es entre izquierdas y derechas, si no entre autoritarismos y democracias. Sin embargo, la diferencia entre una y otra está cada vez más vidriosa. Cuando personajes como Bolsonaro, Trump o Milei se paran en frente de los Maduro, Díaz Canel o Raisi vemos en muchos casos más similitudes que diferencias.
Curioso es el caso de Bolsonaro y Trump, que en un principio fueron contra el Status Quo de sus respectivos países. Sin embargo, se convirtieron en personajes en sí mismos y la pandemia los dejó desnudos ante un electorado que no los respaldó ante “la izquierda”. En Brasil, trajo la vuelta de Lula al poder, pero no el Lula que conocíamos, si no uno mucho más autoritario.
Argentina parece ser un reflejo del mundo. En sus listas se reflejan los tres tipos de liderazgos predominantes en el mundo y por caso, hay un virtual empate técnico entre las tres ideas. En octubre se definirá por cuál tipo de país iremos, o mejor dicho, qué tipo de sociedad somos.
En África la situación es bastante similar. Por ejemplo en Gabón una dictadura militar sirvió para “frenar un fraude electoral” y bajar una autocracia. No parece ser el camino correcto. Por su parte, China e India quieren pisar fuerte en el continente emergente de la mano de los BRICS.
Tenemos entonces un tercer tipo de liderazgos. Como el caso de Uruguay y Chile. Con una cultura democrática que logra que sea quien sea el presidente, no varíe demasiado el proyecto del país. O como Ecuador (Post Correa) y Perú, que las instituciones son fuertes y permiten la continuidad democrática y de la sociedad a pesar de las graves crisis institucionales que en esos países suceden.
