Hogar de cientos de millones de estrellas y miles de planetas en toda su extensión, pero aún más importante, nuestro hogar. Ahora, ¿Qué tanto sabemos sobre él?
La Vía Láctea es una galaxia tipo espiral barrada ya que posee un giro dextrógiro, es decir, trazado en el sentido de las agujas del reloj. Ósea es un gigantesco reloj de entre 105.700 y 200.000 años luz de diámetro medio y que contiene cerca de 400.000 millones de hermosas y brillantes estrellas.
A su vez, esta pertenece a un conjunto de aproximadamente 40 galaxias, llamado Grupo Local, entre las cuales es la segunda más brillante después de nuestra vecina más próxima, la galaxia de Andrómeda.
Andrómeda, también conocida como Messier 31, es otra galaxia tipo espiral a 2,5 millones de años luz de nosotros, la cual tiene con un diámetro de 220.000 años luz, y que en nuestro cielo nocturno podemos apreciar como una mancha difusa que se dirige directo hacia nosotros.
Lactómeda: la fusión entre dos galaxias
M31 se aproxima directo hacia la Vía Láctea a unos 420.000 km/h, ante lo que se especula que ambas galaxias espirales podrían fusionarse por completo en aproximadamente 5.860 millones de años, para conformar así en una galaxia mayor que sería conocida como Lactómeda.
En nuestro cielo, la galaxia de Andrómeda es fácilmente visible y poco a poco se irá haciendo cada vez más grande hasta que no solamente veríamos la banda difusa de nuestra galaxia, sino que también a nuestra vecina.
Sagitario A
Un agujero negro es una región del espacio en donde la materia ha colapsado sobre si misma y cuya atracción gravitacional es tan fuerte que ni siquiera la luz puede escapar pero que; viéndole el lado positivo, energizan e influyen en la evolución de las galaxias que poseen uno en su centro galáctico.
En su interior, la Vía Láctea cuenta justamente con un agujero negro supermasivo, llamado Sagitario A, que tiene una masa cuatro millones de veces mayor a la del Sol y se encuentra a 26.000 años luz de distancia de la Tierra.
Este fue descubierto en 1974 por los astrónomos Bruce Balick y Robert Hanbury Brown en el National Radio Astronomy gracias a la Interferometría, una técnica basada en combinar la luz u otras ondas electromagnéticas proveniente de los distintos telescopios o antenas de radio para obtener una imagen de mayor resolución mediante la superposición.
El año pasado, el equipo internacional del Telescopio del Horizonte de Eventos produjo la primera imagen de este agujero negro, en la que puede observarse la región oscura que habita, así como también un anillo de 60 millones de kilómetros, similar al tamaño de la órbita de Mercurio alrededor del Sol; compuesto por la luz proveniente del gas super caliente en él que es acelerado por inmensas fuerzas gravitatorias.
Para la producción de esta imagen se requirió de la participación de varios telescopios distribuidos por todo el planeta, ya que por supuesto, no bastaba con solo uno o dos para esta tarea, debido al enorme tamaño de este objeto. Básicamente, fue como si transforman la Tierra en un telescopio gigantesco para reconstruir al fantástico Sagitario A.
Nuestro querido Sistema Solar
Al ser espiralada, la Vía Láctea cuenta con brazos: dos principales llamados Escudo-Centauro y Perseo, y dos secundarios llamados Norma y Sagitario. Nuestro Sistema Solar se encuentra en el brazo de Orión o Local, que forma parte del Sagitario, desde donde el Sol se mueve a 210 kilómetros por segunda y tarda 225 millones de años en completar una vuelta alrededor del centro de la galaxia.
De acuerdo con la teoría más aceptadas en el tema, hace 4.500 millones de años este habría nacido luego de que colapso gravitatorio de una nube de gas interestelar, o el aporte de energía procedente de la explosión de una estrella o supernova cercana, dieran origen a una protoestrella que luego se convertiría en nuestro Sol.
El Sol atrajo gas y materia, y formó un disco a su alrededor, a partir de lo que se formarían los planetas junto con toda esa materia que no se habría incorporado a la estrella que ya habría alcanzado la densidad y presión suficiente para que comiencen los procesos de fusión nuclear en su interior, como ya destacamos en artículos anteriores.
De esta forma, se formarían todos los planetas: Mercurio, Venus, la Tierra, Marte, Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno. Cada uno de ellos con una increíblemente interesante historia detrás, como Júpiter, el primer planeta en crearse y el más grande de todos, el cual hizo y continúa haciendo posible la vida en la Tierra; aunque esa es una historia para otro día.
Los Exoplanetas
A lo largo y ancho de toda la galaxia también existen miles de los que para nosotros son conocidos como exoplanetas, mundos fuera de nuestro sistema solar que orbitan otras estrellas que actúan para ellos de la misma forma que nuestre Sol.
Estos son muy difíciles de apreciar en el cielo nocturno ya que suelen estar ocultos por el resplandor brillante de su estrella anfitriona, por lo que usualmente son detectados observando primero estas estrellas en búsqueda de pequeños puntitos que puedan ser planetas.
Hasta el momento y de acuerdo al sitio oficial de la NASA sobre la exploración de Exoplanetas, se han confirmado 5419, así como también se identificaron 9631 candidatos y 4038 sistemas planetarios.
Entre ellos, hay gigantes gaseosos tan o incluso más grandes que Júpiter o rocosos más pequeños que la Tierra. De hecho, esta área concentra los mayores esfuerzos por encontrar algún mundo realmente similar al nuestro, que pueda ser habitable y al que sea posible llegar. Son varios aquellos puestos bajo lupa, e increíblemente interesantes en cuanto a su verdadero potencial como hogar alternativo; pero también supongo que esa será otra historia para otro día.