Dos recientes encuestas coinciden en reflejar una sociedad signada por el hartazgo, luego de casi dos años de pandemia.

Un sentimiento de saturación se hace sentir en la calle, en las eternas colas para hisoparse y los ataques al personal de salud, o en episodios de violencia cotidianos en el Conurbano que ahora también se trasladan a la Costa Atlántica. Dos fuentes tan diversas como la Universidad de San Andrés y la consultora Analogías realizaron dos encuestas que reflejan esta situación de manera contundente y que Bonaerenses analizó para tratar de entender el por qué de esta sensación de agobio.

Según el estudio de UdeSA, el 84% de los encuestados se encuentran insatisfechos con “la marcha de las cosas en el país”. El pico de popularidad último fue en marzo de 2020 con el “Capitán Beto” como comandante de la batalla dictando la primera cuarentena contra el coronavirus. Sin embargo, el gobierno no supo capitalizar ese consenso político y social que alcanzó en ese momento casi el 60% y luego perdió estrepitosamente. Solamente superado por su propio piso del 11% en marzo de 2021, este estudio también indica que sólo un 15% de la población está contenta con el rumbo del país. 

Si tenemos en cuenta que los dos espacios políticos preponderantes superan el 80% del electorado, esto querría decir que la insatisfacción es generalizada entre opositores y oficialistas y la celebrada canción de los Rolling Stones explica esta sensación en el país más rolinga del mundo: I can’t get no satisfaction / ‘Cause I try, and I try, and I try, and I try / I can’t get no, I can’t get no.

En la misma encuesta de UdeSA otro dato debería preocuparnos: más del 60% no tiene expectativas de que su situación personal, ni la del país, mejore durante el próximo año. Y casi el 90% dice que su situación no mejoró respecto al 2020.

En la misma línea, Analogías muestra que para el 60% la perspectiva económica es mala o muy mala. Por otro lado, el 60% de los encuestados hablan de un   programa de vacunación bueno o muy bueno y creen que la vacuna y el pase sanitario deberían ser obligatorios.

Además, según Analogías el 75% cree que la la actividad no se está recuperando o que lo hace poco y nada, que el rechazo del presupuesto por parte de la oposición debilita la economía (41,4%) y que es imperioso un acuerdo con el FMI (62,2%).

Los números son solo números si no los interpretamos. Claramente la gran preocupación que tienen los argentinos es el bolsillo. Desde los que se preocupan por los indicadores macroeconómicos hasta los que viven al día, y aún más los que no llegan a fin de mes, ni a principio. 

La falta de previsibilidad económica genera incertidumbre y ansiedad en todas las clases sociales:  Argentina se ha convertido en una montaña rusa donde se combinan la angustia, pero también la ira y la frustración.

La resiliencia de los argentinos es valorada por los cazatalentos que buscan a nuestros profesionales para ocupar cargos en filiales de empresas de todo el mundo. También nos reímos de nuestra capacidad de sobrellevar las dificultades a través de stickers y memes.

Pero todas las cuerdas tienen su punto de quiebre y todas las sociedades pierden la paciencia y los argentinos parecen ya no poder respirar profundo y contar hasta diez. El 2022 tiene como gran desafío para todos, poder recuperar una visión de largo plazo que nos permita afrontar las dificultades que tendremos, por lo menos, en el futuro más próximo.