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VENTAJITA vs. MOTOSIERRA

noviembre 26, 202310 min read

Todo lo sólido se disuelve en el aire, escribió un tal Carlos Marx en 1848. Mucho más tarde, Zygmunt Bauman se haría famoso no por sus valiosos aportes a la teoría social sino por piratear aquella frase de Marx y aludir a este período de cambios convulsos y permanentes como “Modernidad líquida”. La sociedad moderna está hecha de vapor, de humo, de agua; declararon hace ya tiempo, mientras habitaban en países centrales. Vapor. Humo. Agua. ¿Qué no dirían don Karl y don Zygmunt, viejos amigos de esta casa, si observaran el devenir de la política argentina?

Ustedes eran chicos y no se acuerdan, pero hace no mucho tiempo Horacio Rodríguez Larreta era el candidato puesto al sillón de Rivadavia. Después, Horacio comenzó a diluirse y a muchos, o a la mayoría, nos pareció casi inevitable que la siguiente presidenta fuera Patricia Bullrich. Cuando se abrieron las urnas de las PASO 2023, el veredicto general fue unánime: el próximo presidente sería Javier Milei. Eso, hasta las generales, en las que un triunfo electoral por más de seis puntos de diferencia “designó” al siguiente presidente “inevitable”: Sergio Massa. El mismo lunes después del voto, con los cadáveres calientes, el peronismo lanzó su campaña “Bajate Milei, sos el Menem 2023”, encabezada por Jorge Rial y delincuentes de menor nota. Por supuesto, al siguiente turno ganó Milei, y por paliza. Y por supuesto, a ninguno de los distinguidos profetas politológicos de esta bendita nación se le ocurrió pedir disculpas.

Vapor. Humo. Agua. Algo similar en términos de giros inesperados puede decirse de la trayectoria que llevó a Javier Milei de ser uno más entre tantos panelistas de Intratables a convertirse en el próximo presidente de la República. Es una historia interesante y que permite a avistar el futuro que se viene, y me gustaría contarla en los términos estéticos del propio Milei y las Fuerzas del Cielo; con un guión digno de un animé y un estilo cosplayer.

La historia puede y debería pensarse como un juego digital de supervivencia: “Run for the Argento Presidency”. Sus dos protagonistas son Ventajita y Motosierra. En el primer nivel del juego, Ventajita está preocupado porque el gobierno del que forma parte no da pie con bola y sus rivales políticos amenazan con quedarse con todo en la primera vuelta de las elecciones. Ventajita, famoso por su astucia, planea una jugada maestra: crear de la nada un competidor que le saque 10 o 15 puntos a sus rivales, impidiendo que ganen en primera vuelta y metiéndolo a él en el ballotage. Después lo vamos viendo, debe haber pensado.

Vapor. Humo. Agua.  Puede decirse de la trayectoria que llevó a Javier Milei de ser uno más entre tantos panelistas de Intratables a convertirse en el próximo presidente de la República.

Así aparece en el juego su rival: el pibe Motosierra. Porteño y graduado en una universidad privada de zona norte, ha sido hasta entonces un experto en macroeconomía y un consultor económico de grandes corporaciones: las peores credenciales posibles para acceder a la presidencia en un país como la Argentina. Pero Motosierra no come vidrio, y decide apostar todas sus fichas a dos caballos ganadores: el resurgente pensamiento liberal y el creciente hartazgo de los argentinos con la política. Astuto como siempre, Ventajita le abre las puertas de los canales en los que tiene influencia; que son casi todos. Así enfrenta Motosierra su primer test: las legislativas de 2021, en las que obtiene el 17% de los votos en la ciudad de Buenos Aires y accede a la Cámara de Diputados junto a la segunda de la lista, Victoria Villarruel. Objetivo más que cumplido. Hasta ya tiene vicepresidenta. Se pasa así a la siguiente fase del juego, con Ventajita y Motosierra sobrevivientes, satisfechos de lo obtenido y listos para enfrentar la nueva pantalla.

En la segunda etapa del videojuego, llamada PASO 2023, Ventajita sigue viendo a Motosierra como aliado, y continúa dándole apoyo sin darse cuenta de que varios de su bando empiezan a mirar a Motosierra como un interesante Plan B para el caso de que Ventajita colapse. Pero Ventajita se tiene confianza, y en el momento del duelo electoral, sus apoyos y sus fiscales trabajan más para Motosierra que para él. El resultado es inesperado: de tercero cómodo a ganador de la primera batalla, Motosierra se convierte en un candidato altamente competitivo. Mientras que la tercera en discordia, Pato Bullit, es eliminada en esta etapa del juego, Ventajita y Motosierra sobreviven. Se viene la batalla final, en la que nuestros dos superhéroes se enfrentarán para establecer definitivamente el ganador de “Run for the Argento Presidency”.

Así comienza la siguiente pantalla: “Ballotage, the end of the game”, que tiene el formato de Titanes en el Ring. Ya todos sabemos el resultado: fue como si el monstruo de Frankenstein se hubiera levantado de la camilla, hubiera tomado por el cuello al doctor y lo hubiera sodomizado. El pobre Ventajita, siempre tan certero y astuto, no se la vio venir, y así le fue. Sobre su avatar del videojuego, desparramado por el piso del ring de los titanes, podía observarse uno de esos cartelitos intermitentes que resumen la situación: “Game over- No vas a ser presidente”. Al lado de él, Motosierra saltaba y saludaba eufórico a una platea enfervorizada donde se abrazaban felices los viejos meados y los virgos sin ley, y le dedicaba el triunfo a su hermana y sus perros.

Pero los videojuegos modernos no tienen fin para los ganadores. La única manera de salir de ellos es, como en la vida, fracasar. Y Motosierra ha vencido y sobrevivido, y por lo tanto, pasa a la siguiente pantalla: “Motosierra president”. En ella, contra los análisis fáciles que lo describían (me incluyo) como un inexperto rígido y sin comprensión de la política, Motosierra demuestra su plasticidad. Primero se desprende de varios de sus aliados de la primera pantalla, inútiles para el juego que se viene. Después desaira a sus recientes aliados de la tercera pantalla, los miembros del Republican Committee, designando inesperados ministros y jefes de equipo provenientes de diferentes ramas del Team Soprano. Y cuando ya todos los analistas tomaban a estos hechos como orientación definitiva, pega otro golpe de volante y nombra a dos del Republican Committee en los dos ministerios decisivos de su gestión: Economía y Seguridad.

Llanto, crujir de dientes, escándalo y griterío. Acusaciones de traición y de ser la casta. Las huestes y aliados de Ventajita de ambas partes de la grieta se enojan, como siempre, con la realidad, y preparan su habitual estrategia: quienes habían hibernado durante cuatro años se despiertan y comienzan el clamor por la justicia social y lo derecho de lo trabajadores. Nuevamente, incansablemente, insoportablemente, el Club del Helicóptero calienta sus motores.

¿Podrá Motosierra derrotarlo? ¿Logrará avanzar en su programa de reforma sin que lo domen los aliados ni lo volteen los enemigos? Es la pantalla en la que estamos: “Motosierra vs. The Helicopter”. El futuro es, por definición, incierto, y las cosas están hechas de vapor y de agua. Excepto en la Argentina que quedó después de años de ventajismo, donde están hechas de humo. En todo caso, convendría no subestimar otra vez a quien derrotó al más formidable aparato de poder de la historia nacional desde una bancada parlamentaria de dos diputados. Para humillación, vergüenza y oprobio de los Ventajitas de la Patria.

Fernando Iglesias
Fernando Iglesias

Diputado Nacional desde 2017, periodista y escritor.

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Fernando Iglesias

Diputado Nacional desde 2017, periodista y escritor.

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