José Luis Espert, entre las evasivas y el descontento interno: la entrevista que dejó más dudas que certezas

El diputado liberal habló en A24 con Pablo Rossi, pero sus respuestas imprecisas sobre las denuncias en su contra profundizaron el malestar en el karinismo. La falta de definiciones claras amenaza con debilitar aún más su rol en el oficialismo y abrir fisuras en la estrategia legislativa.

02 de octubre de 2025Alejandro CabreraAlejandro Cabrera
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José Luis Espert

La entrevista de José Luis Espert con Pablo Rossi en A24 generó un efecto contrario al esperado. El economista liberal, en el centro de las acusaciones por presuntos vínculos con financiamiento irregular y contactos vinculados al narcotráfico, se presentó como invitado en el prime time televisivo para intentar desactivar el escándalo. Sin embargo, su intervención dejó un sabor amargo incluso en sus aliados.

Más que despejar dudas, Espert se refugió en frases ambiguas, explicaciones parciales y silencios estratégicos que en la pantalla resultaron más incriminatorios que liberadores. La escena, lejos de dar tranquilidad, terminó de instalar la idea de que el diputado no logra asumir la magnitud política del caso que lo rodea.

 
El problema de las imprecisiones

Con preguntas directas, Pablo Rossi buscó que Espert enfrentara las acusaciones de manera categórica. ¿Hubo aportes de campaña de empresarios investigados? ¿Existieron reuniones con personas vinculadas a causas por narcotráfico? ¿Qué garantías ofrece de que no está involucrado?

Las respuestas fueron evasivas: Espert insistió en que “no hay pruebas” y que todo se trata de una “operación política”, pero evitó dar detalles concretos, documentos verificables o compromisos de presentarse voluntariamente en la Justicia. Ese vacío, en un contexto donde la sociedad reclama transparencia total, se convirtió en el talón de Aquiles de su exposición mediática.

La política, y especialmente la televisión en vivo, no perdona vacilaciones. Cada pausa y cada frase inconclusa se tradujo en mayor sospecha.

 
El descontento en el karinismo

Según pudo saber este medio, dentro del círculo más cercano a Karina Milei crece el malestar por el manejo del caso. En la mesa chica del Gobierno consideran que Espert no solo falló en defenderse, sino que expuso al oficialismo a un costo innecesario en medio de la negociación del Presupuesto y la ofensiva legislativa de la oposición.

Las fuentes consultadas aseguran que “la paciencia se está agotando” y que hay sectores del karinismo que evalúan seriamente tomar distancia de Espert si la situación no se encarrila en los próximos días. Lo que más irrita no es tanto la denuncia en sí, que aún no tiene pruebas judiciales sólidas, sino la falta de reflejos políticos para enfrentar la crisis.

Karina Milei, obsesionada con la disciplina interna y la coherencia en la comunicación, observa con incomodidad la dispersión que generan las respuestas del diputado, sobre todo cuando la agenda pública exige definiciones claras y contundentes.

 
Un costo político difícil de revertir

La entrevista en A24 debía ser la oportunidad para que Espert mostrara firmeza y desactivara la ofensiva opositora. Terminó siendo, en cambio, un ejemplo de cómo la imprecisión y la falta de claridad pueden convertirse en un boomerang político.

El riesgo ahora es doble: por un lado, alimentar la narrativa de la oposición que busca su expulsión de la Cámara; por otro, deteriorar la cohesión del oficialismo en un momento clave, cuando el Gobierno necesita unidad para avanzar con su programa económico y político.

En política, no basta con negar: se necesitan explicaciones, gestos y pruebas. Espert, en su paso por A24, no ofreció nada de eso. Y en la arena pública, cuando la palabra de un dirigente genera más dudas que certezas, la sentencia ya está dictada: la confianza se erosiona.

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