Tinturelli es el personaje de una de los nuevos comics que encabeza el presidente Javier Milei. En realidad “Tintu” es un dueño de un medio de comunicación, tendencioso, que cambió de opinión varias veces, que tenía a sus trabajadores no en las mejores instalaciones, pero no deja de ser un empresario en argentina.
Tanto es el odio que le tiene que festejó que esté por ir a la quiebre. Según él porque le quitó la pauta publicitaria. Puede ser verdad. Pero desde cuando un presidente liberal celebra el cierre de una empresa. Sobre todo, cuando en la misma entrevista habló de un blanqueo que hoy se convierte en realidad. Y allí, no importa de dónde viene el dinero.
La prensa es generalmente el objetivo de los gobiernos totalitarios. No creo que el de LLA sea un gobierno de esas características, pero las excusas de las que se nutren van muy en línea con los años más duros del enfrentamiento del Kirchnerismo con el “el periodismo hegemónico”.
LA CONDENA DE SER CRÍTICO
Cuando uno ejerce el rol de periodista y/o comunicador está en frente a una hoja en banco que debe llenar con palabras que expresen una información de interés público y que sea veraz. Uno está expuesto a las críticas de la sociedad por lo que escribe, son las reglas de juego. El problema cuando eso es alentado desde el gobierno. Y esto pasa desde las épocas alfonsinistas donde el supuesto “padre de la democracia” iba a buscar personalmente a los periodistas que lo criticaban.
Vaya paradoja, Jamoncito quiere menos al correligionario que a la mismísima Cristina. Es más, en lo más profundo, es mi creencia que Milei la quiere, pero eso es una opinión. Pero, sin embargo, más allá de su desprecio hacia el radical, comparten el carácter iracundo contra la prensa.
Por eso cuando uno da una información, que luego se termina confirmando o no, te tratan de ensobrado, de “kircho que perdió el conchavo” y varias cosas más. Muchas veces solamente leyendo el título de una nota.
Por ejemplo, Javier acaba de nombrar en su grupo de asesores a un “empresaurio” como llama el a los empresarios que se nutren de las arcas del estado para hacer negocios, o de los favores de las administraciones que van pasando. Como en su momento Barrinuevo llego o Carlos Kikuchi con quien hizo todo el armado. Los que la ven y los que la empiezan a ver dejan de ser casta no importa que sea Daniel Scioli. Los que critican no me recen ni justicia, como diría Perón.