Rusia afirma haber llegado a Dnipropetrovsk y amplía su ofensiva más allá del Donbass

El Kremlin anunció que sus fuerzas cruzaron nuevos límites estratégicos y combaten ya en la región central de Ucrania. Kiev denuncia un intento de desestabilización antes de las elecciones occidentales.

Mundo08 de junio de 2025Alejandro CabreraAlejandro Cabrera
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La guerra en Ucrania acaba de entrar en una fase más peligrosa. Según el gobierno ruso, sus tropas habrían alcanzado la región de Dnipropetrovsk, marcando así un nuevo avance más allá del Donbass y apuntando directamente al corazón industrial de Ucrania. El anuncio fue hecho con tono de victoria, mientras el conflicto continúa escalando en intensidad y en extensión territorial.

Si se confirma, la llegada rusa a Dnipropetrovsk representa un quiebre geoestratégico. No se trata ya de mantener posiciones en territorios disputados, sino de avanzar hacia zonas clave del centro ucraniano, con alto valor simbólico, económico y militar. Kiev, por su parte, niega que haya pérdidas significativas y acusa a Moscú de amplificar logros para generar confusión en el frente interno.

Una guerra que se extiende sin freno

Desde hace semanas, Rusia ha intensificado los ataques con misiles y drones, especialmente durante las noches. Las fuerzas ucranianas, por su parte, sostienen una defensa sostenida pero limitada por la falta de municiones, los retrasos en el envío de armamento occidental y el agotamiento de las tropas tras dos años de conflicto ininterrumpido.

El avance hacia Dnipropetrovsk —si se concreta— tendría dos objetivos centrales: controlar rutas de suministro hacia el este y amenazar el eje que conecta el centro del país con el sur y la región de Zaporiyia. Esto permitiría a Moscú presionar no solo militarmente, sino también cortar capacidades logísticas clave de Ucrania.

Al mismo tiempo, este avance se enmarca en una estrategia de tensión prolongada que busca desgastar a Kiev mientras se celebran elecciones en Occidente. En Washington, Bruselas y Berlín se discuten escenarios que oscilan entre congelar el conflicto o redoblar la asistencia militar. El Kremlin, con esta maniobra, parece querer inclinar la balanza.

Dnipropetrovsk: un objetivo con peso político y simbólico

Ubicada en el centro-este del país, Dnipropetrovsk es una región industrial histórica, con fuerte tradición soviética y alta concentración de infraestructura energética y metalúrgica. Su caída, aunque sea parcial, significaría una victoria propagandística enorme para Rusia.

Además, la ciudad de Dnipro ha sido uno de los principales puntos de organización de la resistencia ucraniana desde el inicio de la guerra. Desde allí se coordinaron tareas logísticas, distribución de ayuda humanitaria y operaciones médicas para soldados heridos. El avance sobre esa zona sería tanto un golpe militar como anímico.

La movida también envía un mensaje claro: el conflicto no está ni cerca de terminar, y las líneas rojas que Occidente creía establecidas pueden moverse cuando Moscú lo decida. La estabilidad territorial de Ucrania vuelve a ser un interrogante abierto.

Respuesta internacional y clima de incertidumbre

La respuesta de las principales potencias europeas ha sido hasta ahora de cautela. Si bien condenan el avance y ratifican su apoyo a Kiev, evitan escalar con declaraciones explosivas. La Unión Europea intenta mantener el equilibrio entre condenar la agresión y evitar un conflicto directo que pueda implicar a la OTAN.

Estados Unidos, enfrascado en su proceso electoral y con divisiones internas sobre el rol en Ucrania, sigue enviando ayuda pero a un ritmo menor. La narrativa rusa de que "Occidente está cansado" parece cobrar fuerza con cada nuevo movimiento de Moscú.

Para Ucrania, la situación es crítica. Cada centímetro perdido pesa. Cada ciudad que cae representa más desplazados, más destrucción y una moral que se resiente. Al mismo tiempo, la sociedad ucraniana muestra una resiliencia notable, y el liderazgo de Zelensky insiste en que no se rendirán, aún si el conflicto se prolonga otros años.

Mientras tanto, la guerra continúa reconfigurando el mapa de Europa, generando consecuencias económicas globales, alterando rutas comerciales y provocando una crisis energética prolongada. El avance sobre Dnipropetrovsk, de confirmarse, podría ser el preludio de una nueva etapa del conflicto, más peligrosa y menos contenida.

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