
Detienen a dos menores por el asesinato de Rita Mabel Suárez en Villa Luzuriaga
Las madres acompañaron la entrega voluntaria de los adolescentes ante la policía tras intensas negociaciones. La causa avanza por robo agravado y homicidio.
Un operativo vial terminó en disturbios cuando fue reconocida una conductora imputada por un choque mortal ocurrido semanas atrás. La escena incluyó insultos, golpes y tensión con los agentes de tránsito.
Policiales17 de agosto de 2025El control de alcoholemia instalado sobre la Ruta Centenario-Cinco Saltos, a la altura del barrio Villa Obrera, se desarrollaba con normalidad hasta que un vehículo intentó evadir el operativo. La maniobra llamó la atención de los agentes de tránsito y de la policía, que interceptaron de inmediato el automóvil para someter a su conductor al test correspondiente.
Dentro del coche viajaba una mujer que, al ser identificada por los inspectores, generó un estallido de indignación entre los presentes. Se trataba de la conductora que semanas atrás había protagonizado un accidente fatal: cruzó un semáforo en rojo, impactó contra otro vehículo, provocó la muerte de una joven llamada Elizabeth Martínez y se dio a la fuga. Desde entonces estaba imputada en una causa por homicidio culposo agravado.
El recuerdo de ese hecho seguía fresco en la memoria colectiva. La sola aparición de la mujer en medio de un control de tránsito público se convirtió en una chispa que encendió la tensión. Los testigos comenzaron a increparla, primero con insultos y luego con empujones. La situación escaló rápidamente cuando algunas personas la golpearon, mientras los agentes intentaban intervenir para restablecer el orden.
El operativo, que en principio buscaba garantizar la seguridad vial mediante pruebas de alcoholemia, se transformó en un escenario caótico donde se mezclaron el dolor, la bronca y la sensación de impunidad. La reacción de los vecinos y automovilistas presentes dejó en evidencia la sensibilidad social que despiertan los casos de accidentes fatales seguidos de fuga, un tema recurrente en la agenda de la seguridad vial de la región.
Los efectivos debieron redoblar esfuerzos para contener tanto a la mujer como a los manifestantes improvisados que la rodeaban. El conductor del vehículo, mientras tanto, fue sometido a la prueba de alcoholemia, aunque la atención se desplazó casi por completo hacia la pasajera y los disturbios que provocó su presencia.
La imputada, que enfrenta un proceso judicial en curso, quedó nuevamente bajo la lupa pública. Su aparición en el lugar reabrió las heridas de familiares y allegados de la víctima del accidente, que aún reclaman justicia. La indignación también creció entre quienes consideran que casos como este se repiten demasiado seguido en las calles del país, con un denominador común: la combinación letal de imprudencia, alcohol y velocidad.
El episodio también dejó un debate abierto en la comunidad. Por un lado, se cuestiona la reacción violenta de las personas que decidieron agredir a la mujer, lo que podría derivar en nuevas causas penales. Por otro, resurge la discusión sobre los tiempos de la Justicia y la sensación de que los procesos por accidentes viales fatales suelen avanzar lentamente, prolongando el sufrimiento de las familias de las víctimas.
El escándalo del control de alcoholemia de Villa Obrera es, en definitiva, un reflejo de esa tensión entre la necesidad de justicia, la bronca social acumulada y la obligación del Estado de garantizar el orden sin permitir linchamientos. Lo ocurrido dejó una imagen impactante: la de una imputada por un hecho mortal expuesta frente a vecinos y automovilistas que, al reconocerla, decidieron expresar su indignación con violencia.
El caso seguirá sumando capítulos en la arena judicial, pero lo vivido durante el operativo vial demuestra hasta qué punto la sociedad se encuentra sensibilizada frente a la inseguridad vial y las tragedias evitables. La mezcla de bronca, dolor y desconfianza en la Justicia volvió a estallar en la ruta, en una escena que difícilmente se borre de la memoria de quienes la presenciaron.
Las madres acompañaron la entrega voluntaria de los adolescentes ante la policía tras intensas negociaciones. La causa avanza por robo agravado y homicidio.
Durante la madrugada, un camión conducido por dos personas en estado de ebriedad perdió el control y se incrustó contra una vivienda en Abasto, justo donde dormían dos familias. Por fortuna, nadie resultó herido.
La inseguridad volvió a golpear en el acceso al aeropuerto internacional. Una mujer de nacionalidad italiana resultó herida cuando un grupo de jóvenes arrojó un ladrillo contra el auto que la llevaba a Ezeiza, lo que le impidió regresar a su país en el vuelo programado.
Alberto Carlos Mejía Hernández, de 18 años, fue detenido en Colombia tras escapar de la Justicia chilena gracias a una resolución errónea. Su fuga generó un operativo internacional y encendió alarmas en la Patagonia argentina.
Un agente de la Policía de la Ciudad fue abordado por dos motochorros mientras circulaba por José C. Paz. Durante el forcejeo, se desató un tiroteo: un delincuente murió y otro resultó herido.
Un jefe policial de Taco Pozo, en evidente estado de ebriedad, golpeó a un voluntario, detuvo a una médica y amenazó a un equipo de profesionales que asistía a niños en comunidades rurales.
La postulación de Florencio Randazzo provoca una fuerte resistencia interna: intendentes radicales se niegan a militar la boleta dirigida por un peronista, lo que amenaza con dejar afuera el sello de la UCR del frente electoral. La tensión podría extenderse si el GEN decide esperar fuera.
Horacio Grasso, ex policía con antecedentes criminales, fue trasladado a prisión luego de que en su casa de Córdoba se encontrara el cadáver de una joven desaparecida. El hallazgo destapó un pasado oscuro y una trama que vuelve a interpelar al sistema judicial y penitenciario.
Una banda integrada por cuatro adolescentes y un adulto fue capturada luego de asaltar una vivienda. El operativo incluyó una persecución a toda velocidad, un choque y la intervención del sistema de cámaras de seguridad del distrito.
Un jefe policial de Taco Pozo, en evidente estado de ebriedad, golpeó a un voluntario, detuvo a una médica y amenazó a un equipo de profesionales que asistía a niños en comunidades rurales.
Un agente de la Policía de la Ciudad fue abordado por dos motochorros mientras circulaba por José C. Paz. Durante el forcejeo, se desató un tiroteo: un delincuente murió y otro resultó herido.