Trump acusó a Xi, Putin y Kim de conspirar contra Estados Unidos tras el desfile militar en Beijing

El expresidente norteamericano reaccionó con dureza al acto encabezado por los tres líderes y los señaló de utilizarlo como plataforma para desafiar a Washington.

Estados Unidos03 de septiembre de 2025Alejandra LarreaAlejandra Larrea
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Trump acusó a Xi, Putin y Kim de conspirar contra Estados Unidos.

El imponente desfile militar en Pekín, encabezado por Xi Jinping y con la presencia de Vladimir Putin y Kim Jong-un, no solo fue un despliegue de poderío militar, sino también un gesto político interpretado como un desafío a Occidente. Desde Estados Unidos, Donald Trump no tardó en responder con un mensaje directo: acusó a los tres mandatarios de “conspirar contra su país”.

Trump utilizó un tono irónico y a la vez combativo para referirse al desfile. En su intervención aseguró que los líderes de China, Rusia y Corea del Norte aprovecharon el evento como una puesta en escena para reforzar una alianza con fines hostiles hacia Estados Unidos. En su mensaje, envió un “saludo especial” a Xi, Putin y Kim, pero inmediatamente los acusó de estar tramando un frente común para desafiar la supremacía norteamericana.

El desfile militar en la Plaza Tiananmen incluyó misiles de última generación, drones hipersónicos y decenas de miles de soldados marchando, lo que buscó mostrar cohesión y poder ante el mundo. La presencia conjunta de Putin y Kim junto a Xi fue la imagen más fuerte de la jornada, interpretada como un símbolo de unidad frente a los países occidentales.

Trump, en su reacción, también recordó el rol que tuvo Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial para liberar a China del yugo japonés y reclamó que se reconozca ese sacrificio. En su mensaje, sugirió que el bloque encabezado por Xi, Putin y Kim desconoce deliberadamente ese pasado y se proyecta hacia un nuevo orden mundial en el que Estados Unidos ya no tendría el mismo rol central.

El discurso del expresidente se inserta en una coyuntura global de alta tensión. La conformación de un frente autoritario encabezado por Pekín, Moscú y Pyongyang es vista en Washington como una amenaza directa, tanto en lo militar como en lo geopolítico. Para Trump, el desfile fue algo más que una celebración: fue un aviso claro de confrontación hacia Occidente y, en particular, hacia Estados Unidos.

La acusación de Trump refleja el clima de rivalidad cada vez más marcado entre las potencias. Su mensaje buscó reforzar la idea de que el desfile no fue un acto conmemorativo, sino una puesta en escena con intenciones de marcar territorio en el tablero internacional. En ese marco, la narrativa del expresidente alimenta la confrontación global y agrega tensión a un escenario donde los alineamientos parecen volverse más rígidos y peligrosos.



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