Emanuel Moriatis, expiloto de TC, fue asaltado y baleado para robarle su moto en la Panamericana

La tarde del jueves en la Panamericana fue escenario de un intento de robo que casi termina en tragedia. Emanuel Moriatis, ex campeón de Turismo Carretera y actual presidente de la Asociación Pilotos de Automóviles Turismo (APAT), circulaba en su Ducati rumbo a buscar a su hijo cuando fue emboscado por dos delincuentes que se trasladaban en una motocicleta. El asalto ocurrió a la altura de Fondo de la Legua, en Martínez, en plena hora pico y rodeado por cientos de autos.

Sin mediar palabras, los asaltantes cruzaron su moto para frenar su avance. El que iba atrás exhibió un revólver y, en un instante, disparó al piso para obligarlo a detenerse. “Se me pone de costado, me cruzan la moto... me hace la señal y ¡pum! tiro al piso”, relató el ex piloto, todavía impactado. La escena fue tan rápida como violenta: Moriatis soltó su moto y retrocedió, mirando hacia donde venían los agresores, consciente de lo que estaba en juego.

Uno de los delincuentes quiso despojarlo del bolso y, a pesar del miedo, el expiloto no opuso resistencia. “Dame todo, dame todo”, le exigieron mientras revisaban sus pertenencias. Pero el ataque no terminó ahí. Mientras Moriatis intentaba alejarse, uno de los asaltantes lo persiguió y le disparó a quemarropa. Por suerte, el segundo disparo también impactó en el piso y no alcanzó a herirlo. “Sentís que estás a la buena de Dios”, resumió la irracionalidad del hecho.

La pesadilla no culminó con la huida de los delincuentes. Un joven lo auxilió, le ofreció su teléfono y lo ayudó a alejarse hacia un lugar seguro. El expiloto aún estaba conmovido cuando descubrió, sorprendido, que su moto estaba encendida y con la pata apoyada poco después del punto del asalto. “Pensaría que tenía rastreador”, bromeó con ironía.

En la comisaría más cercana fue donde constató otro problema: pese a que el hecho ocurrió en una vía tan transitada, no había ni una cámara de seguridad en el sector. Destacó que no vio presencia policial en ese tramo, y recordó que un amigo suyo había sido víctima de un ataque similar hace apenas un mes.

Este violento episodio pone en evidencia los niveles de impunidad en ciertas rutas de Buenos Aires y expone la vulnerabilidad de cualquiera, incluso figuras públicas del automovilismo. Moriatis resultó físicamente ileso, pero las secuelas emocionales de enfrentar el arma de un delincuente a pocos metros, en una autopista concurrida, dejarán su marca. La denuncia ya está en marcha y las fuerzas de seguridad intentan ahora recabar elementos que permitan avanzar contra los autores.