Sarah Santaolalla, la analista que encendió España con una frase que desató una tormenta política

La jurista y colaboradora televisiva Sarah Santaolalla se convirtió en tendencia nacional tras una intervención en televisión donde calificó de “idiotas o desinformados” a quienes apoyan al Partido Popular y a Vox. La frase, pronunciada en directo, desencadenó un vendaval de reacciones políticas, un reclamo formal del PP al Congreso y un debate sobre los límites de la libertad de expresión en los medios públicos.

España08 de octubre de 2025Alejandro CabreraAlejandro Cabrera
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Sarah Santaolalla

De tertuliana a blanco político

Sarah Pérez Santaolalla, de 26 años, nacida en Salamanca, es una de las voces jóvenes más provocadoras del nuevo panorama mediático español. Licenciada en Derecho y Comunicación, militó en el PSOE local y se define como feminista, jurista y activista social. En los últimos años se consolidó como panelista en programas como Mañaneros 360, Todo es mentira y En boca de todos, donde se distingue por un tono directo y confrontativo.

Su salto al centro del debate público llegó tras su participación en una mesa política emitida por RTVE. En medio de una discusión sobre la estrategia opositora del Partido Popular, Santaolalla afirmó:

“Hay que ser muy idiota o tener muy poca información para seguir creyéndote al Partido Popular y a Vox”.
La frase se viralizó en minutos, impulsada por dirigentes conservadores y cuentas partidarias que exigieron su expulsión inmediata de la televisión pública.

El reclamo del PP y la reacción de RTVE

El Partido Popular registró en el Congreso un pedido de informes para que RTVE revele cuánto cobra Santaolalla por sus apariciones y evalúe su continuidad como colaboradora. Portavoces del partido la acusaron de usar un canal financiado con fondos públicos para “insultar a millones de españoles”.

RTVE respondió con un comunicado institucional en defensa del pluralismo y de la libertad de expresión de sus colaboradores. Según la emisora, “los debates políticos deben reflejar la diversidad de opiniones que existen en la sociedad española”.

El episodio dividió a la audiencia. Mientras sectores progresistas defendieron su derecho a opinar sin censura, las fuerzas conservadoras exigieron un código de conducta más estricto para los colaboradores de los medios estatales.

Una voz que incomoda a la derecha

No es la primera vez que Santaolalla genera polémica. En el pasado se enfrentó con figuras como Macarena Olona y Alfonso Reyes, y ha sido blanco de campañas de acoso en redes sociales. Desde su cuenta de X, publicó mensajes denunciando el “linchamiento mediático” y advirtió:

“Cuando una mujer joven y de izquierda habla claro, la quieren callar. Pero no pienso hacerlo”.
Sus intervenciones suelen girar en torno a feminismo, desigualdad y crítica a los discursos de ultraderecha. Para algunos, es una bocanada de aire fresco en el periodismo político televisivo. Para otros, una militante disfrazada de analista.

El caso desató además un fenómeno digital: el hashtag #SarahSantaolalla superó el millón de menciones en menos de 24 horas, ubicándose entre las principales tendencias de España. Las búsquedas de su nombre crecieron un 700 % según datos de Google Trends.

Entre la fama y el linchamiento digital

La exposición mediática se volvió una espada de doble filo. En las últimas horas, Santaolalla denunció amenazas y burlas misóginas en redes sociales. Varios referentes del periodismo español salieron a respaldarla, advirtiendo sobre la escalada de odio hacia las mujeres con voz pública.

Algunos analistas comparan su caso con los ataques sufridos por Irene Montero o Ada Colau durante sus etapas más visibles. La diferencia es que Sarah no ocupa un cargo político, pero su perfil ideológico y su tono desafiante la colocaron en el centro de la polarización.

Un síntoma del clima español

El revuelo que rodea a Santaolalla trasciende su frase. Muestra el clima de crispación que domina la política española, donde cada declaración televisiva se convierte en arma electoral. En los platós, las tertulias se transformaron en trincheras y los jóvenes analistas en nuevas figuras de combate cultural.

En menos de una semana, Santaolalla pasó de ser una tertuliana más a símbolo —y blanco— de una batalla mayor: la que enfrenta libertad de expresión, discurso político y censura encubierta en la era digital.

Ella, por ahora, no se retracta. En sus propias palabras:

“No pienso pedir perdón por decir lo que pienso. A los que les moleste, que debatan, no que censuren”.

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