El gobernador bonaerense cargó contra Javier Milei al cuestionar su rol político y acusarlo de representar una ficción mediática más que un liderazgo estructural.
Política17 de octubre de 2025
Alejandra Larrea
Axel Kicillof volvió a endurecer su discurso contra Javier Milei en un acto público realizado en la provincia de Buenos Aires, en el marco de la conmemoración del Día de la Lealtad. Frente a intendentes, militantes y dirigentes del peronismo, el gobernador sostuvo que el presidente “no es el dueño del circo, es el empleado”, en una frase que rápidamente se viralizó en redes sociales. Con esa metáfora, el mandatario bonaerense apuntó a deslegitimar el liderazgo de Milei, al que considera sostenido por un entramado mediático y empresarial antes que por un proyecto político sólido.
El acto tuvo un tono marcadamente político, con referencias a la historia del peronismo y a la situación económica actual. Kicillof reivindicó la intervención estatal y cuestionó lo que definió como una “economía del espectáculo”, centrada en anuncios, frases provocadoras y gestos de marketing que —según él— “no resuelven la vida de la gente común”. En ese sentido, afirmó que el presidente “hace de bufón para los poderosos” y que su gestión “responde más a los intereses financieros que a los del pueblo argentino”.
Durante su discurso, el gobernador se detuvo en los efectos sociales de las políticas libertarias implementadas en los primeros meses de la administración nacional. “No hay milagro económico ni revolución liberal, hay ajuste, inflación y pérdida de derechos”, señaló, antes de remarcar que “la verdadera libertad se construye con trabajo, con industria y con educación pública, no con slogans ni memes”.
Kicillof también dedicó un tramo de su intervención a defender los programas provinciales de obra pública, salud y asistencia social, que considera blanco de los recortes nacionales. Aseguró que, pese a la crisis, “Buenos Aires sigue en pie gracias al esfuerzo colectivo” y acusó al Gobierno de “desfinanciar deliberadamente” a las provincias que no se alinean políticamente con la Casa Rosada.
La frase sobre el “dueño del circo” condensó el espíritu de su mensaje: la idea de que Milei no actúa como conductor político sino como figura funcional a otros intereses. “Detrás del payaso están los que se ríen de nosotros, los que fugan dólares y vacían el país mientras nos entretienen con su show”, dijo, levantando la voz entre aplausos.
El discurso fue interpretado como una respuesta directa a las críticas que el presidente había lanzado días antes contra los gobernadores peronistas, a quienes acusó de “ladrones del Estado”. Kicillof replicó que “lo que destruye la Argentina no son los trabajadores ni los docentes, sino los que creen que gobernar es insultar y vender humo en redes sociales”.
La aparición pública del mandatario bonaerense refuerza su papel como una de las voces más visibles de la oposición al proyecto libertario. Con tono combativo, buscó reposicionar al peronismo en la disputa cultural y económica, apelando a la identidad histórica del movimiento y a la memoria del 17 de octubre como símbolo de resistencia.
Mientras tanto, desde el entorno presidencial respondieron con ironía, calificando a Kicillof de “académico desfasado” que “no entiende la nueva etapa del país”. Sin embargo, la frase “Milei no es el dueño del circo, es el empleado” ya circula en las redes como consigna de campaña y como una síntesis de la tensión política que marca el pulso del presente argentino.
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La asunción de los nuevos diputados agrupó escenas de tensión, confrontaciones simbólicas, gestos polémicos y un clima de choque entre bloques. Los libertarios celebraron su surgimiento como primera minoría mientras referentes de la oposición cuestionaron la falta de respeto y alertaron sobre el deterioro del clima institucional. La jura fue más que un acto protocolar: expuso las grietas políticas del país.
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El gobernador bonaerense volvió a exigir el aval legislativo para contraer deuda y refinanciar vencimientos críticos. Aseguró que la provincia enfrenta un ahogo financiero deliberado y que sin la autorización peligra el pago a proveedores, municipios y áreas esenciales. La oposición plantea dudas, reclama transparencia y acusa al mandatario de intentar blindarse políticamente.
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