Francia reclama protección consular y rápido retorno de sus nacionales tras la captura de un barco humanitario que partía hacia Gaza con 12 activistas, incluida Greta Thunberg.
09 de junio de 2025
Alejandro Cabrera
París se moviliza. Emmanuel Macron, junto a su canciller Jean‑Noël Barrot, pidió a Israel que deje regresar cuanto antes a seis ciudadanos franceses interceptados en el barco Madleen, parte de la Flotilla de la Libertad que buscaba romper el bloqueo naval sobre Gaza. Los activistas habían partido de Sicilia con suministros humanitarios cuando fueron abordados y deportados a Ashdod.
El consulado francés solicitó acceso inmediato a los detenidos para verificar su estado y agilizar su repatriación. El Elíseo definió la intervención israelí como una acción que exige rigor legal, sin demoras ni dilaciones diplomáticas.
Tensiones diplomáticas y prevención humanitaria
En reacción, la Unión Europea se limitó a reafirmar la protección consular de los países de origen, mientras el gobierno español convocó al encargado de negocios israelí como muestra de rechazo. Las presiones combinadas buscan que se respete la integridad de los activistas y se evite un nuevo episodio de tensión internacional.
Israel, por su parte, justificó su accionar aludiendo a la necesidad de impedir que el convoy apoye indirectamente a Hamás. En la práctica, el incidente demoró el regreso de ciudadanos europeos y despertó preocupaciones sobre el derecho internacional en aguas internacionales.
El contexto: una flotilla con historia
El Madleen forma parte de una tradición de convoyes civiles y pacíficos, similares a los de 2010 o 2023, que intentan romper el cerco sobre Gaza y atraer atención mediática global. En esta ocasión, el episodio resuena por la presencia de figuras públicas —activistas y eurodiputados— y por el peso simbólico y político que genera en la UE y los países involucrados.
Impacto inmediato y futuro incierto
Defensores de derechos humanos calificaron el abordaje como una acción injustificada, incluso en aguas internacionales, lo que reactivó el debate sobre piratería y derecho humanitario.
Muchas voces dentro de Francia y otros países europeos presionan para reforzar garantías y enviar envíos humanitarios bajo protección diplomática.
La crisis alimentaria en Gaza persiste, y este tipo de iniciativas refuerzan la visibilidad de la emergencia, pero también tensionan las relaciones entre Occidente e Israel.
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