
Conflicto entre Irán e Israel: historia, ideología, geopolítica y escalada reciente
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El informe del banco de inversión generó un temblor en los mercados argentinos. Recomendó reducir posiciones en pesos y alertó por el clima electoral. El Gobierno minimizó la señal, pero la presión sobre bonos y reservas crece.
30 de junio de 2025Un mensaje desde Wall Street que no pasó desapercibido
El clima financiero argentino, hasta hace semanas relativamente calmo, cambió de tono tras el último informe de JP Morgan. Con una recomendación directa a sus clientes para “tomar un respiro” y reducir la exposición a bonos en pesos, el banco de inversión encendió una luz amarilla sobre la sostenibilidad del rumbo económico argentino. Aunque reconoció avances macroeconómicos como la baja de la inflación, el superávit fiscal y la disciplina monetaria, el mensaje fue claro: los riesgos políticos y estacionales podrían interrumpir la estabilidad lograda.
El documento, enviado a inversores globales, señala que el pico del ingreso de divisas del agro ya pasó, que la salida de dólares por turismo se acelera, y que la cercanía de los comicios legislativos introduce una capa extra de incertidumbre. Frente a ese combo, la sugerencia de JP Morgan fue prudente: recalibrar posiciones antes de que el mercado empiece a castigar.
La reacción local no tardó en llegar. Bonos en pesos con tasas reales negativas comenzaron a ser desarmados. El peso se debilitó en todos los frentes y el riesgo país volvió a trepar. A pesar del intento oficial por minimizar el impacto, el mercado dio una señal: el “veranito financiero” puede terminar más pronto que tarde.
Qué dijo JP Morgan y por qué importa
El informe titulado “Tomar un respiro” fue directo. El banco no cuestiona la orientación general del gobierno ni su compromiso con el orden macroeconómico, pero advierte sobre cuatro frentes de riesgo:
El fin del efecto cosecha
El ingreso de divisas del agro que estabilizó reservas en el primer semestre ya tocó su techo. La segunda mitad del año será más exigente para el Banco Central.
Salida de dólares por turismo
Las compras con tarjetas y el turismo emisivo aumentaron en mayo y junio, reduciendo el margen para sostener el equilibrio externo sin presionar al tipo de cambio.
Ruido político y electoral
La proximidad de las elecciones legislativas genera cautela en inversores. No se descarta que el Congreso pueda bloquear reformas o introducir tensiones adicionales.
Rendimientos en pesos ya exprimidos
Los inversores obtuvieron ganancias importantes con bonos CER, LECAPs y otros instrumentos en pesos. Ahora, la relación riesgo/retorno se torna menos atractiva.
El mensaje de fondo es que, aunque la macro luce ordenada, la política sigue siendo el principal factor de inestabilidad. Un clásico argentino que ni los bancos más optimistas logran ignorar.
Cómo reaccionó el mercado argentino
La respuesta del mercado fue rápida y precisa. No hubo pánico, pero sí un cambio de estrategia:
Desarme del carry trade: inversores institucionales comenzaron a tomar ganancias en LECAPs, bonos dollar linked y títulos CER. La salida fue ordenada pero visible.
Presión sobre el dólar: el tipo de cambio financiero mostró tendencia alcista. Si bien el Banco Central mantiene el control, se percibe una mayor demanda de cobertura.
Rebote del riesgo país: tras semanas en torno a los 650 puntos básicos, el índice EMBI Argentina volvió a superar los 700. Un síntoma de alerta.
Reservas bajo observación: la salida de divisas por pagos, turismo y giro de utilidades tensan la estrategia del Banco Central. Las intervenciones en futuros aumentaron.
Una jornada que expuso tensiones latentes
El lunes arrancó con una atmósfera cargada en los mercados argentinos. El informe de JP Morgan, que recomendó reducir exposición a bonos en pesos y alertó por el clima electoral, tuvo su impacto. La respuesta no fue una estampida, pero sí un mensaje: los inversores ya no dan cheques en blanco.
El gobierno, que hasta ahora venía sosteniendo una narrativa de estabilización macroeconómica, recibió un golpe en su frente externo. La advertencia desde Wall Street generó una corrección generalizada en acciones, presión sobre el dólar y aumento del riesgo país. Fue una señal disciplinadora, que no descarta el rumbo actual, pero sí exige mayor consistencia y prudencia.
La Bolsa retrocedió con fuerza
El índice MERVAL cayó 2,3 %, ubicándose por debajo de los dos millones de puntos. Fue una baja extendida, con acciones líderes perdiendo entre 3 % y 6 %. Las empresas energéticas y financieras encabezaron los retrocesos: Metrogas, Transportadora de Gas, Edenor y Banco Macro fueron las más castigadas. El caso de YPF fue especial, con una baja superior al 6 % tras un fallo adverso en el exterior.
La señal es clara: los sectores más sensibles a regulaciones, tarifas y clima político fueron los primeros en sentir el ajuste
El dólar mostró presión contenida
En el mercado cambiario, el oficial avanzó levemente, pero la verdadera dinámica se dio en los dólares financieros. El MEP subió 1,1 % y el CCL un 0,6 %. El blue también mostró un alza marginal. No hubo sobresaltos, pero sí una señal de búsqueda de cobertura ante la incertidumbre que plantea el calendario electoral y la salida de divisas por turismo.
La brecha cambiaria volvió a ampliarse levemente, y el Banco Central incrementó su intervención en el mercado de futuros. Las reservas netas siguen estables, pero la demanda de dólares empieza a crecer más rápido que el ingreso.
Bonos en pesos: el fin del veranito
El informe de JP Morgan puso el foco en un punto crítico: el agotamiento del rendimiento para inversores en bonos en pesos. Con tasas reales negativas y ganancias ya obtenidas, muchos fondos comenzaron a desarmar posiciones en LECAPs y títulos CER. No es huida, pero sí una recalibración estratégica: los inversores eligen esperar antes de volver a entrar con fuerza.
Este movimiento se combinó con la expectativa de que la menor liquidación del agro y el aumento de la demanda de dólares afecten el equilibrio externo. Sin ingreso fuerte de divisas, el ancla cambiaria se vuelve más difícil de sostener sin emisión o sin ajustes adicionales.
El Gobierno intenta desdramatizar, pero toma nota
Desde el oficialismo, las declaraciones fueron rápidas y defensivas. Se insistió en que el rumbo económico no se modifica, que hay superávit fiscal, reservas en alza y que la señal de JP Morgan no cambia los fundamentos. Pero en privado, el mensaje fue recibido como una advertencia seria. No es lo mismo una crítica local que una alerta de uno de los principales jugadores del sistema financiero internacional.
La frase “dato mata relato”, repetida por funcionarios, choca ahora con otra máxima: cuando el relato no encaja con las expectativas del mercado, el dato pierde fuerza. Por eso, aunque no se reconozca públicamente, el equilibrio conseguido está siendo testeado con más intensidad.
Conclusión: el mercado no huye, pero se pone en guardia
El episodio no es un quiebre, pero sí una señal. Los inversores hicieron una pausa. Retiraron parte de sus posiciones en pesos, buscaron cobertura en dólares, y observaron con más atención los próximos pasos del Gobierno. La estabilidad macro no se rompió, pero dejó de ser un hecho incuestionable.
El Ejecutivo deberá ahora reforzar señales de consistencia, cuidar las reservas, gestionar el calendario político y evitar contradicciones en su discurso económico. Si el gobierno logra responder con inteligencia y flexibilidad, puede superar este test. Si insiste en negar la realidad, el mercado volverá a hablar. Y esta vez, más fuerte.
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