El FMI salió a apoyar al Gobierno tras la derrota electoral en Buenos Aires

El Fondo Monetario Internacional ratificó su respaldo al programa económico argentino pese al traspié en las urnas y destacó la vigencia de los compromisos asumidos en materia fiscal, monetaria y cambiaria. El mensaje busca dar certidumbre en medio de la tensión política y la volatilidad de los mercados.

Política09 de septiembre de 2025Alejandra LarreaAlejandra Larrea
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El FMI salió a apoyar al Gobierno.

La derrota del oficialismo en la provincia de Buenos Aires provocó un cimbronazo político que se trasladó al plano económico. En ese marco, el FMI envió una señal directa al ratificar su apoyo a las medidas que impulsa el Gobierno nacional. El organismo sostuvo que mantiene un trabajo coordinado con las autoridades argentinas para garantizar la estabilidad macroeconómica y reforzar la confianza en el programa vigente. El gesto tuvo un fuerte valor simbólico: más allá de los resultados electorales, el Fondo decidió dejar claro que el acuerdo firmado continúa plenamente vigente.

El mensaje incluyó tres ejes principales. En primer lugar, la defensa del esquema cambiario acordado, con bandas de flotación que marcan un sendero previsible para el dólar oficial. En segundo término, la validación del ancla fiscal, con el compromiso de alcanzar equilibrio en las cuentas públicas y sostener el ajuste en el gasto. Por último, el respaldo a la agenda de desregulación económica que el Ejecutivo impulsa como parte de su estrategia para estimular inversiones y dinamizar al sector privado.

Desde el Palacio de Hacienda replicaron inmediatamente la comunicación, resaltando que se trata de una ratificación del rumbo elegido. El ministro de Economía subrayó que no habrá cambios de fondo en el programa, aun después del resultado electoral adverso. La lectura dentro del Gobierno es que el aval del FMI funciona como un escudo frente a las presiones políticas internas y como un reaseguro frente a los mercados financieros, que en los últimos días mostraron un escenario de alta volatilidad.

El apoyo internacional llega en un momento clave. Tras el revés en Buenos Aires, los bonos argentinos registraron caídas, el riesgo país se movió al alza y el dólar en los mercados paralelos mostró una escalada que encendió alarmas en el oficialismo. El respaldo del Fondo busca frenar esa dinámica, transmitir confianza a los inversores y reforzar la idea de que no habrá modificaciones estructurales en la política económica.

En paralelo, el mensaje del FMI también tiene una lectura política. Con este gesto, el organismo se distancia de las disputas electorales y marca un aval explícito a las medidas adoptadas. De hecho, la referencia a la “cooperación activa” con las autoridades argentinas fue interpretada como una forma de blindar al Gobierno en un contexto de incertidumbre. El desafío será que ese apoyo no se traduzca solo en un gesto simbólico, sino que efectivamente logre contener la inestabilidad cambiaria y la presión sobre las reservas.

La relación con el FMI atraviesa una etapa sensible. El programa acordado incluye metas trimestrales exigentes en materia fiscal y de acumulación de reservas, además de compromisos en la reducción de la emisión monetaria. Si bien en los últimos meses el Gobierno había logrado cumplir con los objetivos, el escenario electoral y la caída de confianza sumaron interrogantes sobre la capacidad de sostener ese esquema. Por eso, el pronunciamiento del Fondo se leyó como un espaldarazo a la continuidad del acuerdo.

El trasfondo de esta discusión remite a un dilema recurrente en la política argentina: cómo compatibilizar los compromisos asumidos con el FMI con las demandas internas de crecimiento y alivio social. Para el oficialismo, mantener el respaldo del organismo es una condición indispensable para garantizar estabilidad y evitar sobresaltos financieros. Para la oposición, en cambio, se trata de un condicionamiento que limita la capacidad de maniobra del Estado.

En cualquier caso, el apoyo del FMI trasciende la coyuntura electoral. Representa un mensaje hacia los mercados, hacia la comunidad internacional y hacia los propios actores internos de la política argentina. En medio de la tormenta política desatada tras la derrota en la provincia de Buenos Aires, el Gobierno encontró en el Fondo un aliado clave para sostener su programa económico. El desafío ahora será traducir ese respaldo en resultados concretos que logren estabilizar el frente cambiario y recuperar la confianza perdida.



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