Milei frente a su mayor crisis: los frentes que amenazan en una semana clave

El presidente atraviesa un momento crítico marcado por derrotas electorales, vetos controvertidos, internas en su equipo y tensiones con el Congreso y los gobernadores. La semana que comienza puede definir si logra retomar la iniciativa o si profundiza la crisis.

Política14 de septiembre de 2025Alejandro CabreraAlejandro Cabrera
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La narrativa del “león” que llegó para arrasar con la casta enfrenta ahora la paradoja de un gobierno enredado en múltiples conflictos: económicos, políticos, sociales y judiciales. Javier Milei llega a este punto tras la derrota bonaerense, el escándalo por presuntas coimas en organismos estatales y una serie de vetos que abrieron un frente de tormenta con legisladores y universidades.

El primer frente inmediato es el Presupuesto 2026. El oficialismo debe enviar el proyecto en medio de una fuerte debilidad parlamentaria. Con las bancas propias insuficientes, cada artículo requerirá acuerdos con opositores que hoy se sienten más fortalecidos tras los últimos reveses del gobierno. El riesgo de que el Congreso desfigure el plan económico es alto, y cualquier concesión puede ser interpretada como una señal de debilidad.

Al mismo tiempo, la interna en el gabinete amenaza con convertirse en un factor desestabilizador. El rol central de Karina Milei genera fricciones internas y cuestionamientos externos. La secretaria general es percibida como la verdadera arquitecta de la estrategia política, pero también como el núcleo de las tensiones. Las filtraciones sobre disputas internas alimentan la idea de un gobierno que no logra ordenar su propia tropa.

En paralelo, los vetos presidenciales a leyes aprobadas por el Congreso encendieron un fuego cruzado con legisladores de todo el arco político. La suba de fondos para universidades, la emergencia pediátrica y el financiamiento al Garrahan fueron rechazados con un sello que el oficialismo exhibió como defensa de la disciplina fiscal. Sin embargo, el costo político fue inmediato: gobernadores, intendentes y rectores se alinearon en el reclamo contra la Casa Rosada, lo que amplió el frente de conflicto.

El escenario económico tampoco da respiro. El peso se depreció con fuerza, los bonos perdieron valor y el riesgo país volvió a niveles de alarma. La inflación, que había dado señales de desaceleración, muestra resistencia a caer al ritmo que esperaba el Ejecutivo. La recesión prolongada golpea el consumo y el humor social, generando un caldo de cultivo para nuevas protestas en las calles.

La movilización social se vuelve cada vez más intensa. Sectores de salud, educación y gremios universitarios ya se manifestaron contra los recortes y los vetos, y esta semana se esperan marchas masivas que pondrán a prueba la capacidad del gobierno de sostener su narrativa de orden frente a un descontento en ascenso.

Otro frente sensible es la relación con los gobernadores. Tras la derrota en la provincia de Buenos Aires, Milei busca recomponer puentes con provincias que exigen fondos y certezas. La tensión con los mandatarios provinciales, que controlan bancadas decisivas en el Congreso, amenaza con trabar aún más la gestión y dejar al presidente atrapado en un callejón sin salida.

El escándalo de corrupción en la Agencia Nacional de Discapacidad añade un factor corrosivo. Los audios filtrados de su ex titular impactaron de lleno en la narrativa de lucha contra la casta y alimentaron sospechas sobre el manejo de recursos públicos. El gobierno intentó tomar distancia, pero la erosión en la credibilidad es un dato que se instala en la opinión pública.

De fondo, la mirada está puesta en las elecciones legislativas de octubre. Milei necesita recuperar terreno para consolidar su proyecto político. Una nueva derrota, especialmente en distritos clave, podría debilitarlo al extremo y abrir la puerta a un escenario de aislamiento institucional. El capital simbólico del outsider que desafiaba a todos ya no alcanza, y el presidente enfrenta el dilema de ajustar su estrategia o pagar un precio demasiado alto.

En este contexto, la semana que se inicia se perfila decisiva. El Ejecutivo tendrá que mostrar capacidad de negociación, controlar la agenda pública y evitar que las crisis paralelas se potencien entre sí. Cada movimiento, cada declaración y cada decisión económica serán leídos en clave de supervivencia política. El desafío para Milei es demostrar que aún tiene margen para gobernar con iniciativa, o resignarse a que la narrativa del león empiece a sonar como un rugido cada vez más lejano.

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